Lost: Dos reflexiones oblicuas

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  1. Hace algunos años, en el blog de ADLO establecieron una interesante (como no) teoría sobre las buenas críticas generalizadas hacia los comics editados por Norma Editorial: Eran muy caros, y después de gastarte tu buena pasta en el ejemplar de turno, te costará más admitir que te han colado un truño. A nadie le gusta admitir que ha gastado demasiado  tiempo, dinero u otros recursos   en algo que no supera unas expectativas proporcionales  a dicho consumo. Siempre queda el autoengaño.
  2. La serie de cómic “Los Muertos Vivientes” de Robert Kirkman y Charlie Adlard plantea el típico escenario de “apocalipsis zombie” en el que un grupo de personajes se ven obligados a sobrevivir pasándolas canutas. Las relaciones y situaciones entre los personajes principales y su interacción con  otros  que se encuentran en ese mundo desolado están tan bien conseguidas que hacen que nos olvidemos de los zombies. Según avanzan los episodios, Kirkman va soltado pistas acerca de un posible origen de la infección, pero creo que a la mayoría de los lectores nos da igual. Lo que realmente nos importa es la evolución de los personajes en ese contexto de supervivencia extrema. La serie va de eso, y aunque se termine sin dar respuesta al origen de los zombies, nadie se sentiría estafado, pues se trata de un mcguffin que no influye para nada en la verdadera esencia del tebeo.

Como dicen los conspiranoicos: que cada uno saque sus propias conclusiones.

Actualización:
No se pierdan este corto de Nacho Vigalondo, grabado en el 98 y rescatado por el propio Vigalondo en su blog. La correlación con el tema que nos ocupa es alucinante: