Misfits

Misfits

En los últimos tiempos se ha extendido la opinión de que el audiovisual está ganando la partida al cómic en el género de los superhéroes. Que si los efectos visuales ya son capaces de replicar los mundos y las superbatallas de los tebeos con el añadido del movimiento y el “realismo”, que si la versión en papel de los personajes está agotada y sobreexplotada pero en pantalla aparecen frescos, retomando los elementos que otrora forjaron su mitología, que si Pixar, los Wachowski y Shyamalan han parido superhéroes directamente para cine con una calidad y penetración cultural elevadísima que dejan en la sombra a cualquier nuevo personaje de comic-book nacido en la misma época…

The Incredibles

Pese a todo, la creación de modelos y/o arquetipos de superhéroe es un terreno vedado para el audiovisual. Hasta ahora todo lo visto en la pantalla es una versión directa o indirecta de conceptos previamente existentes en las viñetas. En este sentido, creo que la primera amenaza que realmente puede plantar cara al noveno arte en su hegemonía “mitológica” es la serie de televisión británica “Misfits”. Además lo hace en un terreno tan complicado como es el de la renovación del concepto de superhéroe adolescente, un Santo Grial codiciado por la industria durante décadas con infructuosos resultados.

Misfits 03

Los responsables de “Misfits” no se han limitado a tomar el modelo Spider-Man” y aplicarle una parche “sigloveintiunero”, sino que han hecho lo que Stan Lee en su día: observar su público y convertir al producto en un reflejo de su modo de vida, problemas y aspiraciones, aderezando todo con esas fantasías de poder que son la base del género. Y lo cierto es que el público adolescente de hoy dista mucho de Peter Parker: Nacidos en la era post-ideológica, criados en la cultura del videojuego y los reality shows, sin conocer otra panorama laboral que el empleo precario y con una precocidad sexual que asusta a generaciones anteriores. Así son lo protagonistas de esta serie de “superhéroes”, consecuentemente nacida en televisión, pues siendo realistas, su target pasa de los comics.

Misfits 02

Lo primero que llama la atención de estos “héroes” son sus uniformes, las típicas fundas naranjas de servicio (forzado) a la comunidad. Cada uno carga con sus problemas, pero una vez juntos tendrán que hacer frente a uno que empequeñece a todo lo que hayan vivido con anterioridad: la adquisición de poderes vía accidente a-la Silver age y el asesinato en defensa propia de su supervisor, transformado durante el evento en un asesino lleno de furia ciega. Un origen siniestro y falto de heroísmo (en sentido tradicional), pero con una tremenda carga simbólica que interconecta conceptos como el antagonismo juventud/madurez, la adquisición de responsabilidad (aunque solo sea para evitar la cárcel) o el sentimiento de pertenencia al grupo.

Los Misfits ni siquiera se plantean salvar el mundo, bastante tienen con salvarse a si mismos. Su archienemigo es la nueva supervisora, obcecada en demostrar que ellos son los responsables de hacer desaparecer a su predecesor y amante. En la lógica del comic-book tradicional ellos serían los supervillanos, pero el desparpajo, el humor (negro) y e look caricaturesco de los personajes hacen que éstos caigan mucho más simpáticos de lo que nunca nos ha caído Spider-man y sucedáneos. Buena parte de la culpa de ello está en el excelente casting, alejado del modelo “Smallville” de guaperas plastificados sin talento interpretativo. Entre ellos cabe destacar a Robert Sheeham como el lenguaraz y gamberro Nathan  e Iwan Rheon como Simon, el introvertido del grupo caracterizado con una penetrante interpretación iancurtisiana. 

Misfits - Iwan Rheon as Simon

Esta vez si, hemos topado con verdaderos superhéroes del siglo XXI.