Cómic

Fraction

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No subestimen a Shintaro Kago. De sobras conocida es su habilidad para construir retorcidísimos relatos cortos pensados para petar la cabeza del lector simultáneamente por dos vías: la metalingüística y la de la abyección. Pero quien piense que el formato corto es la única manera que tiene Kago de sostener ese tipo de excesos narrativo-conceptuales, está muy equivocado. En las historias largas se mueve con igual soltura sin tener que rebajarse a unos contenidos más convencionales. Fui consciente de esto desde que leyera su magnífica “Super Conductive Brains”, y revalido la teoría tras leer “Fraction”, lo último del autor nipón editado por EDT.

Sin querer desvelar demasiados detalles de la trama, les digo que una buena parte de “Fraction” podría describirse como una versión muy perturbada del “Understanding Comics” de Scott McCloud. El propio Kago aparece en el tebeo como personaje, explicando los artificios narrativos que quiere desplegar en las páginas siguientes a la vez que forma parte de la historia que está contando. Pura prestidigitación narrativa de la que sale muy bien parado… otra cosa es como acaban los sesos del lector. Machacaditos, again.

La Gran Odalisca

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Desde que el cine de superhéroes lo peta, no deja de comentarse que el cómic ha perdido mucha ventaja respecto al séptimo arte en lo tocante a traducir a imágenes sin ningún tipo de limitaciones todo aquello que pase por la cabeza de los creadores, o dicho de otra manera, que los avances técnicos en el audiovisual han conseguido con gran verosimilitud,  poner en movimiento y en “imagen real” cosas hasta ahora reservadas al arte secuencial o al cine animado. Ya no hay nada que tras aparecer en un tebeo, no pueda ser replicado cinematográficamente con el plus del realismo y el movimiento… ¿O no?

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IRON MAN

Técnicamente, todo es posible, pero piensen en tebeos como “La Casta de los Metabarones”, “The Authority”, “El Héroe” o “Flex Mentallo”. Independientemente de los problemas de traslación de lenguajes entre medios, esos tebeos jamás podrán ser llevados al cine sin perder lo que les hace grandes, porque contienen elementos que la industria cinematográfica  jamás verá admisibles en una superproducción. No es concebible para los estudios gastar cientos de millones de dólares en una producción donde aparezcan monjas-puta, naves espaciales pilotadas con la polla, superhéroes que matan al presidente de los EEUU por pura justicia planetaria, una Wonder Woman practicando juegos sadomasoquistas con un Hércules adolescente o un maromo en taparrabos lidiando con cuestiones metafisicoligüísticas. Hablando mal, no hay huevos… y a la adaptación cinematográfica de “Gantz” me remito.

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Pero tampoco hace falta irse a ejemplos tan “caros” como los mencionados . Sin ir más lejos, “La Gran Odalisca”, un tebeo de acción y robos elaborado a 6 manos por Bastien Vivès, Florent Ruppert y Jérôme Mulot, es poseedor de una sensibilidad que difícilmente podremos ver en una gran producción cinematográfica de acción y robos.

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En primer lugar, el tebeo emana feminidad. Las protagonistas son mujeres y actúan como mujeres, algo muy poco común en un género consumido mayoritariamente por un público masculino que no busca precisamente la sutileza. Vamos, que lo que verán en este cómic está en las antípodas de, por ejemplo, “Los Ángeles de Charlie”. Vivès y compañía trabajan los momentos de pausa con suma delicadeza, aportando una dimensión emocional a sus protagonistas que dota de significado a las secuencias acción.

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Por otra parte, y quizá esto sea lo realmente prohibitivo para una superproducción, los personajes principales se mueven en unos parámetros conductuales de hedonismo y ambigüedad moral. Los autores no se escudan en el robo “de guante blanco” para que sus chicas nos caigan simpáticas; ellas ante todo pretenden huir del aburrimiento, aunque para ello tengan que poner en peligro sus vidas o las de cualquier inocente que se cruce en su camino. Aún así, enamoran.

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Sumando ambas cualidades, “La Gran Odalisca” se erige como un canto a la libertad, la diversión y la despreocupación. Un canto compartido por autores y personajes que contagia al lector. ¿Puede darnos tal cosa el cine? Por supuesto que sí, pero desde luego no con helicópteros derribados por bazookas y moto-acrobacias en los pasillos del Louvre de por medio.

Distopía Anti-Facebook

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The Private Eye”, el secretísimo proyecto en el que andaban metidos Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente ha visto la luz, y me ha dejado  gratamente sorprendido.

Sorprendido no solo por su lanzamiento así de sopetón, solo un par de días después de que empezaran a salir las promos. Tampoco la principal sorpresa ha sido el modo de comercialización elegido por los autores, que ofrecen el tebeo únicamente en formato digital, fuera de cualquier gran plataforma de cómics online y bajo el modelo “paga lo que consideres justo”. Lo que realmente me impactó fue el concepto sci-fi bajo el que se desarrolla: tras un traumático evento relacionado con Internet, en el futuro, el celo por conservar la intimidad alcanza cotas impensables en nuestro “aquí y ahora”. Las leyes se endurecen contra aquellos  que quieren saber más de la cuenta sobre su prójimo, quien más quien menos lleva máscara y se da a conocer a través de un alias… Internet está prohibida. Me encanta el concepto, porque es de una clase realmente rara de encontrar en la ciencia ficción: una distopía anti-tecnológica.

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Con ficciones como “Black Mirror” o “Utopia” petándolo, resulta gozosamente refrescante que “The Private Eye” nos recuerde eso de que el sueño de la razón produce monstruos, que el abuso de la tecnología tiene una parte (muy) oscura, pero tampoco es la panacea hacer caso a los que se oponen rotundamente a ella y a los nuevos modos de vida que produce su uso.

Metiéndonos en el apartado gráfico, decir que el soporte visual que Marcos Martín da a los conceptos que se manejan en el tebeo es magnífico. Secuencias de acción, arquitectura, interiorismo, vestuario (el tema máscaras da mucho juego)… Un solo episodio le ha bastado para sumergir totalmente al lector en ese extraño mundo.

En fin, que estoy deseando leer el segundo capítulo. Aquí tienen el primero, puede descargarse en inglés, español y catalán, gratis o previo pago de lo que consideren justo.

Big Culo Day 2013: Empowered

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Sexta edición del Big Culo Day. Esto ya no hay quien lo pare!.

Mi contribución cular de este año va dedicada a Adam Warren (un auténtico maestro en cuanto a culos comiqueros se refiere) y a su más glorioso personaje: Empowered (Emp para los amigos), protagonista de la serie homónima  publicada por Dark Horse.

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Tenemos ante nosotros una digna sucesora de la Wonder Woman de William Moulton para el siglo XXI. “Empowered” es la fantasía damsel in distress definitiva. Se lo explico: Emp  tiene un supertraje que le otorga grandes poderes. Ella pone esas fantásticas habilidades al servicio de la lucha contra el mal. Todo muy bonito, pero vayamos a los detalles inconvenientes: El trajecito es ultrafino y ultraceñidísimo, lo cual además de marcar todo (desde bragas a vello púbico), acentúa el complejo de “culogordo” que atormenta a la pobre chica. Para más inri, el puñetero uniforme es extremadamente frágil, y una pequeña rotura implica una pérdida importantísima de sus superpropiedades. Como resultado de todo esto, por menos de nada  la sufrida Emp se quedará semidesnuda e indefensa en medio de la acción, convirtiéndose instantáneamente en víctima de captura por parte de los malos y viéndose sometida a los mas variopintos y humillantes métodos de restricción de movimientos que se puedan imaginar. He aquí pues, algunas de las escenas más espectaCULARES de este glorioso tebeo:

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Atar Gull

Atar Gull o el destino de un esclavo modélico

Pese a las malas vibraciones que me produjeron los trailers y avances varios de “Django Desencanado”, lo cierto es que la última de Tarantino me ha gustado mucho. No voy a escribir nada sobre ella, pues todo lo que cuente no va a ser más que una mala versión de algún fragmento de éste, el texto definitivo  sobre la peli escrito por Absence , el cual les recomiendo leer ahora mismo. Lo que sí quisiera, aprovechando el eco que ha dejado el film en lo que respecta a la temática “la venganza del esclavo”, es reseñar el el tebeo “Atar Gull, o el destino de un esclavo modélico” de Fabien Nury y Brüno.

Si Tarantino echó mano del western y la cultura pop Black Power como herramientas de trabajo, Nuri y Brüno tiraron de adaptación directa de la novela homónima escrita por Eugène Sue y publicada por entregas en Francia durante 1831. Aunque estas dos obras y sus respectivos autores no están interconectados de ninguna manera, la cercanía en el tiempo del lanzamiento de ambas en el mercado español da lugar a un curioso díptico en el que Atar Gull podría verse como el reverso tenebroso de Django. Es más, podríamos considerar al personaje  como la unión “sacrílega” entre Django y su “némesis negra” Stephen (el aclamado personaje que interpreta Samuel L. Jackson en la susodicha peli).

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El agradable estilo gráfico de Brüno, sintético y de suave gama cromática, contrasta con la crudeza de una historia que rezuma fatalidad. En la primera parte, la captura, transporte y venta de Atar Gull nos da a conocer una serie de personajes que forman parte de la maquinaria esclavista de la época. Lo más interesante de este capítulo es la exhibición que allí se hace de “El Mal” en todos sus grados de transparencia. Desde el autoconscientemente despiadado pirata que ofrece “mercancía” a bajo precio obtenida vía abordajes en alta mar hasta el “amo bueno” pagado de si mismo por el “buen trato” que proporciona a sus posesiones.

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Pero es en la segunda parte donde está la chicha del tebeo. Donde Atar Gull ejecuta su sibilina y autodestructiva venganza. Una venganza en la que su imponente físico no tiene arte ni parte. Para llevarla a cabo se sirve únicamente de su torturada y afilada mente, desechando toda opción que no maximice el grado de dolor infligido sobre sus víctimas, aún a costa del suyo propio.

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Vamos, una historia de “mala sangre” con todas las de la ley, con el atractivo de que el papel de chungo-chunguísimo recae sobre un personaje tradicionalmente presentado como víctima. Por no decir que resulta revelador ver como ahora, a principios de siglo XXI, con la esclavitud abolida, los comportamientos y actitudes de los personajes del libro encuentran paralelo en nuestro día a día. La verdad, invita a reflexión.

Lo Mejor de 2012: Comics

Intramuros - Lo Mejor de 2012 - Comics 

Top 10 

10 “Motor Lab Monqi”, de Miguel Ángel Martín “Motor Lab Monqi”, de Miguel Ángel Martín
Un nuevo tebeo de Miguel Ángel Martín siempre es buena noticia. En esta ocasión retoma el emblemático personaje “Brut” de Brian (the Brain) pero aportando un nuevo e interesante enfoque respecto al material de los 90.
 
9 “Humor Cristiano”, de Alberto González Vázquez “Humor Cristiano”, de Alberto González Vázquez
Más bien, humor POCO cristiano. Un recopilatorio de hijoputadas, en ocasiones extremadamente hirientes, que inducen a la carcajada malévola. Pero bueno… como no soy el calvo de Amaral (jajejijojú)
 
8 “Wimbledon Green”, de Seth “Wimbledon Green”, de Seth 
Si Chris Ware es Dios, Seth es su profeta. Con este “falso documental” sobre el mayor coleccionista de comics del mundo, roza la sensibilidad del maestro a la hora de mostrarnos esa mezcla entre maravilla, mezquindad y amargura que muchas veces aparecen entretejidas en la vida, pero solo los grandes son capaces de expresar en el arte.
 
7 “El Hombre que se dejó crecer la barba” de Olivier Schrauwen “El Hombre que se dejó crecer la barba” de Olivier Schrauwen
Schrauwen mira a la prehistoria del cómic para ofrecernos un tebeo extraño y fascinante a partes iguales. Un auténtico rara avis del mundillo que no deja de sorprendernos con cada nuevo trabajo.
 
6 “No Cambies Nunca"/”La Muerte en los Ojos”, de David Sánchez No Cambies Nunca"/”La Muerte en los Ojos”, de David Sánchez
Tras una notable ópera prima, David Sánchez alcanza la excelencia con sus dos lanzamientos del 2012. Esperamos más, como mínimo igual de bueno. De relectura asegurada.
 
5 “Pudridero”, de Johnny Ryan Pudridero”, de Johnny Ryan
Nunca un tebeo tan gamberro y “descerebrado” ha dado lugar a tantas interpretaciones y análisis sobre su naturaleza. Algo hay… quizás el fenómeno se trate de un frenesí de “comeduras de polla” entre culturetas, quizá realmente Ryan haya tocado una fibra extraña en nuestra psique… o quizá sean ambas cosas.
 
4 “El Héroe 2”, de David Rubín “El Héroe 2”, de David Rubín
Esperábamos un segundo tomo al nivel del anterior, pero lo que entregó Rubín superó todas las expectativas. Épico, duro, innovador, relevante para los tiempos que corren y, sobre todo, libre. Estamos hablando de un autor joven; viendo esto, pone la piel de gallina pensar en lo que aún le queda por dar. GRANDE. 
 
3 “Filigranas del Clima”, de Jim Woodring “Filigranas del Clima”, de Jim Woodring
Fulgencio Pimentel sigue su exquisitísima edición del soberbio “Frank”. Este año le ha tocado a la, por cuasi-unanimidad, mejor historia producida bajo esa cabecera. Lo mejor dentro de la obra de referencia de un autor mayúsculo… No digo más.
 
2 “Flex Mentallo”, de Grant Morrison y Frank Quitely Flex Mentallo”, de Grant Morrison y Frank Quitely
No es un cómic producido en 2012, ni tan siquiera en este siglo, pero no lo aparenta. La mítica primera colaboración entre Morrison y Quitely ve por fin la luz en tomo y en español.  Una emotiva y visionaria declaración de amor a los tebeos de superhéroes.
 
1 “Reproducción por Mitosis”, de Shintaro Kago “Reproducción por Mitosis”, de Shintaro Kago
Kago es un autor radical en todas las acepciones del término. Experimentación narrativa avanzada al servicio de unas historias tan abyectas como llenas de verdad. Para estrenarlo en España, EDT ha preparado un recopilatorio con lo mejorcito de su producción. El número 1 de este año no podía ser otro. Punto.
 

También me gustaron:
3 Segundos”, de Marc-Antoine Mathieu 
”Aldarén”, de Miguelanxo Prado
“Aama 2: La Multitud Invisible”, de Frederik Peeters
”Azul y Pálido”, de Pablo Ríos
”El Cazador Cazado”, de Moebius
Cenizas”, de Álvaro Ortiz
“Criminal 6: El Último de los Inocentes”, de Ed Brubaker y Sean Phillips
”Familia”/”Videojuegos”, de Bastien Vivés
”La Hermandad de la Biblia Perry”, de Nicholas Gurewitch
”La Industria de los Sueños”, de Paco Alcázar
King City”, de Brandon Graham
”Mister Wonderful”, de Daniel Clowes
Moowiloo Woomiloo”, de Néstor F. y Molg H.
”RASL” vol. 2, de Jeff Smith
”Vapor”, de Max


Material de importación interesante:

”All-New X-Men” de Brian Michael Bendis y Stuart Inmonem 
”Building Stories”, de Chris Ware
”Fatale”, de Ed Brubaker y Sean Phillips
”The Hive”, de Charles Burns
Kramers Ergot 8, de VV.AA.
”Manhattan Projects”, de Jonathan Hickman y Nick Pitarra
”Multiple Warheads”, de Brandon Graham
Nobrow 7, de VV.AA.
”The Nao of Brown”, de Glyn Dillon
”Prophet”, de Brandon Graham y varios dibujantes

Menciones especiales/notas/reflexiones:
Spanish Underground:
Fulgencio Pimentel, Entrecomics Comics, Caramba!, Autsaider… Este año han nacido o se han afianzado una serie de pequeñas editoriales que nos han traído material de primera en presentaciones de primera.

Superpotencia mundial del tebeo: Me refiero, como no, a España. Si 2011 ha sido creativamente bueno para el tebeo patrio, el que acaba de finalizar se sale de la gráfica. Estamos muy a la vanguardia. Solo espero que por ahí fuera se enteren y nuestros autorazos tengan el reconocimiento mundial que se merecen.

The New 52: Salvo contadísimas excepciones, esos tebeos dañan la vista y no valen para leer.

Marvel Now: El evento/movimiento comercial de Marvel ha sido bastante más digno que el de la “Distinguida Competencia”… y los “All-New X-Men” de Bendis e Inmonem están muy bien.

Image Comics: La mejor forma de celebrar un 20 aniversario: sacar ingentes cantidades de buenos tebeos.

John Byrne: Para continuar Next Men de esa manera, podía haberlo dejado estar. Ahora si que ya no espero nada de este otrora grande del cómic (snif).

Anteriormente:
Lo Mejor de 2006: Comics
Lo Mejor de 2007: Comics
Lo Mejor de 2008: Comics
Lo Mejor de 2009: Comics
Lo Mejor de 2010: Comics
Lo Mejor de 2011: Comics

Década 0, Cara B (IV): Trazos Escarlata

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La de los 00 fue una década prolífica a la hora de recuperar/revisitar/reformular  “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells… bueno, en realidad  lo que llevamos de siglo XXI fue prolífico en recuperar/revisitar/reformular casi cualquier cosa, pero ahora vamos a lo que vamos…

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En medio del enfoque posmoderno de Alan Moore y Kevin O’Neill en la segunda parte de “La Liga de los Caballeros Extraordinarios” y la versión cinematográfica de Spielberg/Cruise que trasladaba la invasión marciana a nuestra época, aparecía sin demasiado ruido el tebeo “Trazos Escarlata”  (originalmente “Scarlet Traces”) obra de Ian Edginton (guión) y D’Israeli (dibujo). Poco conocidos puertas afuera del Reino Unido, estos dos autores mantienen  una larga y fructífera colaboración, habiendo producido juntos gran cantidad de páginas para distintas series del mítico semanario 2000 AD. “Scarlet Traces” comenzó como serie de animación web, pero tras el cierre de la página que la alojaba, con muy poco material producido y emitido aún, los autores decidieron dar salida en forma de cómic a los diseños y argumentos que ya habían elaborado, apareciendo serializada en la revista Judge Dredd Megazine, y más tarde en formato comic-book  vía Dark Horse.

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La novedad de rigor en “Scarlet Traces” respecto a la novela original no consistía esta vez en una reinterpretación de la misma, sino  en ofrecernos su continuación. La acción se situaba 10 años después de la derrota marciana, en una Inglaterra steampunk que había conseguido “descifrar” la tecnología de guerra invasora para adaptarla a usos terrícolas. Una ocurrencia realmente original, pero también muy bien aprovechada: en lugar de continuar con la tónica sci-fi/catastrofista de la “primera parte”, “Scarlet Traces” se movía por los oscuros derroteros temáticos de la conspiranoia, el abuso de poder y los costes humanos del llamado “progreso”.

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Como si de una metáfora ucrónica de nuestro presente se tratara, en el mundo post-invasión de “Trazos Escarlata” la tecnología es un bien accesible a un segmento privilegiado y reducido de la población. Para los que les es negada, su existencia se convierte en un handicap, pues además de no beneficiarse de sus “milagros”, como fuerza de trabajo humana tienen que competir con ella en cuanto a productividad… Es más, han de convertirse en esclavos para que la minoría privilegiada pueda trastear con sus juguetitos. Este tema junto con otros como la conveniencia de cierto tipo de guerras para la economía de un país o el tremendo poder de los estados para “suprimir” las líneas de pensamiento y acción divergentes a sus doctrinas son tratados en clave de thriller futurista, en tan solo 80 páginas con un dibujo de trazo exquisito, muy cercano a la línea clara francobelga pero con su toque 2000 AD puramente británico.

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“Trazos Escarlata” fue publicada en España por Devir en 2004, y desconozco si aún puede conseguirse en librerías. Todavía sin traducción al español están su secuela “The Great Game”, que cuenta el (innecesario pero conveniente) contraataque británico sobre Marte y la precuela, que no es más  que (esta vez sí) la adaptación  de la novela original por parte  Edginton y D’Israeli, integrándola estéticamente en el universo que ellos habían creado para las continuaciones “apócrifas”. Una pena que hayan quedado en el semiolvido.

Cenizas

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Empezando  ya por el mismísimo texto de su contraportada, mucho se ha escrito sobre el melting pot referencial contenido en las páginas de “Cenizas”, lo último de Álvaro Ortiz. Es verdad que el tebeo supone una verdadera delicia para los que nos “formamos” en los 90 y alcanzamos la “madurez (sub)cultural” en los dosmiles: Lynch, los Coen, Tarantino, Guy Ritchie, Clowes, Pixies, ZZ Top, “Friends” y un largo etcétera están presentes de una manera u otra en esta obra.

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Pero hay una influencia pienso yo bastante importante para la elaboración de “Cenizas” en la que no se ha incidido lo suficiente: la de Chris Ware. No se si directa, inidirecta o inconscientemente, Ortiz ha tomado una serie de decisiones en cuanto a  modularidad de las viñetas y selección de paleta de colores con las que se gana, a mi parecer, el título de autor post-wareano. Aplicando, además, las enseñanzas del maestro de una manera muy diferente a Seth, el otro gran post-wareano al que sigo.

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A través de una retícula con una pequeña viñeta cuadrada como elemento “atómico”, Ortiz genera infinidad de diseños de página de gran belleza estética y alta claridad expositiva. Tanto es así que en menos de 200 páginas es capaz de contarnos la historia principal y un buen número de flashbacks y microhistorias complementarias, todo ello sin renunciar a secuencias de carácter, llamémosle, contemplativo ni a las splash pages, viñetones y portadillas que hagan falta. Todo un prodigio de buen hacer “escondido”. Wareano en el mejor y más complejo sentido del término.

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Pero mientras que recomendar a Ware a un no-lector de comics resultaría tan descabellado como iniciar a alguien en la lectura de novelas pasándole el “Ulisses” de Joyce, “Cenizas” resulta perfecta para el público general. Utiliza narrativa gráfica compleja, pero “entra” como la seda, con una historia que engancha, unos personajes entrañables y un universo lleno de referentes extratebeísticos. Un gran cómic para los que no leen cómics… y también para los que si los leen. ¡A regalarlo estas navidades!

Postdata 1: tanto “Cenizas” como “Dublinés” de Alfonso Zapico, último Premio Nacional de Cómic, son novelas gráficas “puras”. Tochales que lleva su tiempo hacer, que no salen prepublicados por capítulos en ninguna parte, y por tanto no generan beneficios hasta que están terminados. Ambas disfrutan ya de segundas ediciones y ambas han sido posibles gracias a la beca AlhóndigaKomik, que acaba de caer víctima de los recortes. Una partida cuasi-insignificante para las arcas públicas, pero que daba mucha vidilla al panorama contemporáneo del cómic español. Para saber más al respecto, les recomiendo lean esto.

Postdata 2: Durante la elaboración de “Cenizas”, Ortiz ha ido colgando una serie de eclécticas playlists complementarias al tebeo y dignas de ser escuchadas. Enlaces: I, II, III. Me quedo con la primera, esa inclusión de anbb le “sube el caché” para el que suscribe:

CENIZAS non original soundtrack by alvaro alvaro on Grooveshark