Top30 (I): «Ulises 31»

Sé que la primera serie a la que estuve enganchado en mi vida fue “Comando G”, pero era tan pequeño que la única imagen que recuerdo de ella es una nave espacial saliendo del agua, así que no la voy a incluir en el Top30. De la que si me acuerdo bien es de “Ulises 31” o “Ulisses 31” o “Ulysses 31”, que de aquellas no había una “imagen corporativa” tan ferrea como ahora, y en cada producto oficial el nombre aparecía de una manera distinta.

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La serie consistía en una versión (muy muy) libre de “La Odisea” ambientada en el siglo XXXI. Arracaba con el viaje de vuelta a la Tierra de la astronave Odiseus, capitaneada por Ulises. En el camino se encuentran con el Cíclope, que secuestra a Telémaco, el hijo de Ulises. Éste se decide por ir a su rescate, y derrota al Cíclope. El dios Poseidón, viendo que nuestro héroe se ha atrevido a plantar cara a una de sus criaturas, borra los mapas de navegación del Odiseus y deja en animación suspendida a su tripulación. Solo quedan conscientes Ulises, Telémaco y la niña alienígena Thais, teniendoselas que apañar ellos solos para encontrar el camino a la Tierra y deshacer la maldición a la que están sometidos el resto de sus compañeros. En su viaje toparán con todo tipo de lugares y personajes mitológicos que ayudarían o entorpecerían a nuestros heroes en su periplo cósmico.

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Los que vivieron esa época sabrán que solo teníamos dos canales de TV, y que el impacto de TVE2, al igual que ahora, era muy pequeño. Tampoco había sesión matinal empachante de dibujos animados, así que devorábamos todo lo que echaban. Con estos datos se puede inferir que el share de las series animadas de la época rozaba el 100%. Todo niño de España trataba de estar delante del televisor los domingos a las 15:30, allá por el año… ¿83? para ver a Ulises dando caña a todo tipo de criaturas y semidioses de lo más puñetero.

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“Ulises 31” es de producción franco-japonesa. Vista hoy resulta bastante rudimentaria en el aspecto técnico, pero goza de un puñado de soluciones estéticas muy atractivas. El diseño de las naves espaciales es cojonudo, los efectos de iluminación cosmico-lisérgicos a lo “2001” aparecen por doquier, y la banda sonora tiene un toque progresivo/psicodélico que nos introduce todavía más en este ambiente cosmico y mitológico.

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Toda una generación fuimos introducidos en la mitología griega gracias a las aventuras de este Ulises futurista. Pero no voy a venir ahora con coartadas intelectuales. A mi lo que me molaban eran las batallas, las naves espaciales, y sobre todo los gadgets del protagonista: el cinturón de vuelo, el escudo transparente, y sobe todo la fabulosa pistola/espada laser. Recuerdo también un pequeño drama personal: Phoskitos empezó a regalar cromos de Ulises. Yo me deshacía por poseer material gráfico de la serie, pero mi madre, incansable luchadora contra la bollería industrial (lo cual ahora agradezco), no atendía a nuestras demandas de compra del “pastelito más enrollado”; alguno tiene caído en plan “hala, como es domingo os compro uno”, pero insuficientes para hacer colección. Por suerte esa necesidad iconográfica se vio resuelta en un viaje a Lugo, en el que encontré un cómic hecho a base de fotogramas de la serie; ese si me lo compró, … y la de veces que hojearía yo ese tebeo. Con que poco disfrutábamos…

A pesar de las pocas pretensiones que ponía en el visionado de la serie, dos imágenes me quedaron grabadas indeleblemente en la memoria el resto de mi vida: la de Sísifo trabajando para nada y la de las Hiladoras tejiendo y cortando hilos que representaban las vidas de los seres humanos. Los mitos conservan su fuerza en el más infantil de los contextos.