Cada vez que la muchacha oía crujir el entarimado creía que se enfrentaban a un ataque armado. Siempre alerta frente a lo desconocido. Solía decirle, Si la gente supiera las cosas que pienso me encerrarían permanentemente. Nos encerrarían a todos, respondía él. Nos han encerrado ya.
Don DeLillo, Mao II
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