“Inspirados, según los rumores de la agencia, por el encuentro epifánico de un director creativo de RSB con algo anunciado como Muerte Por Chocolate en una cafetería de Near North, los ¡Delitos! eran de chocolate en su totalidad, y no solo el pastel, sino también el relleno y el glaseado, y de hecho era todo chocolate de verdad o fondant en lugar del habitual cacao hidrogenado y el sirope de maíz alto en flúor, de forma que los ¡Delitos! no estaban concebidos realmente como una variante de rivales como los Zingers, los Ding Dongs, los HoHos y los Choco-Diles, sino como una revisión al alza y un replanteamiento de los mismos. Un cilindro rematado en cúpula de pastel esponjoso sin harina, con sabor a maltilol y recubierto por completo de una capa de 2,4 mm de baño de chocolate alto en lecitina manufacturado con pequeñas cantidades de mantequilla, mantequilla de cacao, chocolate de pastelero, licor de chocolate, extracto de vainilla, dextrosa y sorbitol (un baño relativamente caro, y cuyas redundancias en materia de mantequillas requerían por sí solas innovaciones heroicas en los sistemas de producción e ingeniería: se habían visto obligados a montar otra línea de producción con máquinas nuevas, a impartir formación nueva a los trabajadores de la misma ya volver a calcular las cuotas de producción y de garantía de calidad más o menos a partir de cero), un baño de alto nivel que luego se inyectaba también mediante aguja de pastelería a alta presión en el interior de la elipse hueca de 26 x 13 mm que había en el centro de cada ¡Delito!(un centro que por ejemplo en los productos de Hostess Inc. estaba relleno de nada más que manteca de cerdo batida y azucarada), lo cual resultaba en una dosis doble de un glaseado ultrarrico y casi del nivel del glaseado de restaurante, cuya bolsa central -dado que la exposición al aire de la fina capa de baño exterior le confería aquella naturaleza tradicional de mazapán duro pero delicuescente de los glaseados- parecía todavía más rica, densa, dulce y delictiva que el glaseado exterior, un glaseado que en la mayoría de los PRI y SIRG de los test de campo de las empresas rivales era declarado la parte preferida por los consumidores.”
Lo de arriba es un fragmento del relato “Señor Blandito” de David Foster Wallace, incluido en el recopilatorio “Extinción”. Sólo puedo calificar de impresionante la habilidad narrativa de Wallace para extraer de un contexto tan anodino como un test de prueba de pastelitos semejante trastienda de paranoia, espionaje corporativo, tecnología de los alimentos, ingeniería social y manipulación a través del lenguaje. Este hombre COMPRENDÍA.
… Y lo peor de todo, es que me quedaron unas ganas tremendas de “delinquir”. Me conformaré con un Tigretón.
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