A mala hora me puse a ver el episodio piloto de “Terra Nova”, justo un día después del re-visionado de “El Nuevo Mundo”. Desde un planteamiento contextual muy diferente, ambos productos comparten el tema base del pionero frente al territorio inexplorado. Un asunto fascinante abordado magistralmente en el film de Malick y resuelto de forma chapucera en la superproducción televisiva apadrinada por Spielberg.
El nuevo mundo de “El Nuevo Mundo” (valga la redundancia) es bello a la vez que misterioso. Su quietud e inmensidad nos son mostradas en todo su esplendor, de tal manera que, hasta cierto punto, podemos ponernos en la piel de esos peregrinos irlandeses recién llegados a una tierra que les puede dar todo pero encierra el peligro de lo desconocido. Malick y su director de fotografía Emmanuel Lubezki consiguen tal efecto en base a una filmación totalmente naturalista: emplazamientos reales, luz natural, buscando registrar la realidad tal y como lo hace el ojo humano. Esta filosofía combinada con un sublime trabajo de composición y planificación produce la magia de convertir una pradera de hierba alta en un paraje más alienígena que la superficie de marte.
¿Qué nos ofrece “Terra Nova”? Pioneros que escapan de un futuro desolado por la contaminación refugiándose 85 millones de años en el pasado. Un nuevo-viejo mundo que descubrir, no corrompido por el hombre… y lleno de dinosaurios. Un planteamiento fantacientífico que puede dar mucho de si, pero ya de entrada, las pésimas soluciones visuales escogidas para representar ese mundo perdido cortan de cuajo las posibilidades de la serie: Gama cromática hiperrealista (en el sentido más baudrillardiano del término), escenarios forestales “atrezzados”, planos panorámicos digitales (dignos de videojuego), planificación puramente funcional… En resumen, un territorio virgen con aspecto de parque temático. Así no se llega a ninguna parte.
Peor que la escasez de medios es un dimensionamiento de la producción por encima de los medios de los que se dispone. A muchísimas series de TV les pasa eso y así les va. Sin embargo, producciones cinematográficas de presupuesto medio/bajo como “El Nuevo Mundo” pueden lucir perfectas, imposibles de mejorar con más dinero. Si una producción audiovisual falla en este aspecto, puede darse por perdida.
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