Fluide Glacial

Blotch

blotch.jpg

Los habituales de este blog conocerán mi predilección por aquellas obras que sacan a relucir ciertos comportamientos bastante extendidos entre «la gente» pero raramente admitidos por nadie. La envidia, el lameculismo (arribismo), el virachaquetismo, moverse únicamente por interes propio… Pues «Blotch» es una de esas obras, y muy buena además.

Ambientada en el Paris de finales de los 30, con el fantasma del nazismo acechante, esta novela gráfica nos cuenta las tribulaciones del humorista gráfico que da nombre al título. Bloch es la «estrella» de «Fluide Glacial«, folletín donde se publican sus bochornosas viñetas todas las semanas. Según su visión de las cosas, si no ha tenido éxito en el mundo del arte es porque, en semejante entorno de mediocridad, un genio como él no tiene cabida.

Esa gloriosa imagen que tiene de si mismo contrasta con actividades tan poco nobles como colarse rastreramente en todo tinglado de «gente bien», bajar la cabeza a los jefes como una oveja, ocultar su ideario en entornos adversos, evadirse de follones producidos por él mismo, calumniar sobre sus enemigos, mentir sobre su identidad para atraer a las damas…

La figura de Blotch es un concentrado de mezquindad humana en todas sus formas y colores. Si leyendo el álbum no se sienten identificados en mayor o menor grado con alguna actividad de este heroe de la infamia, tengan por seguro que se están autoengañando. No es casualidad que el autor de esta obra la hubiera firmado con el pseudónimo Blutch, una excelente forma de decirnos que no ha creado al indeseable personaje desde una posición de autoridad moral, sinó a partir del reflejo de su propios demonios personales.