War of the Worlds

Década 0, Cara B (IV): Trazos Escarlata

Scarlet Traces - Cover

La de los 00 fue una década prolífica a la hora de recuperar/revisitar/reformular  “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells… bueno, en realidad  lo que llevamos de siglo XXI fue prolífico en recuperar/revisitar/reformular casi cualquier cosa, pero ahora vamos a lo que vamos…

LeagueofExtraordinaryGentlemenv2 #4 - página 17

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En medio del enfoque posmoderno de Alan Moore y Kevin O’Neill en la segunda parte de “La Liga de los Caballeros Extraordinarios” y la versión cinematográfica de Spielberg/Cruise que trasladaba la invasión marciana a nuestra época, aparecía sin demasiado ruido el tebeo “Trazos Escarlata”  (originalmente “Scarlet Traces”) obra de Ian Edginton (guión) y D’Israeli (dibujo). Poco conocidos puertas afuera del Reino Unido, estos dos autores mantienen  una larga y fructífera colaboración, habiendo producido juntos gran cantidad de páginas para distintas series del mítico semanario 2000 AD. “Scarlet Traces” comenzó como serie de animación web, pero tras el cierre de la página que la alojaba, con muy poco material producido y emitido aún, los autores decidieron dar salida en forma de cómic a los diseños y argumentos que ya habían elaborado, apareciendo serializada en la revista Judge Dredd Megazine, y más tarde en formato comic-book  vía Dark Horse.

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La novedad de rigor en “Scarlet Traces” respecto a la novela original no consistía esta vez en una reinterpretación de la misma, sino  en ofrecernos su continuación. La acción se situaba 10 años después de la derrota marciana, en una Inglaterra steampunk que había conseguido “descifrar” la tecnología de guerra invasora para adaptarla a usos terrícolas. Una ocurrencia realmente original, pero también muy bien aprovechada: en lugar de continuar con la tónica sci-fi/catastrofista de la “primera parte”, “Scarlet Traces” se movía por los oscuros derroteros temáticos de la conspiranoia, el abuso de poder y los costes humanos del llamado “progreso”.

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Como si de una metáfora ucrónica de nuestro presente se tratara, en el mundo post-invasión de “Trazos Escarlata” la tecnología es un bien accesible a un segmento privilegiado y reducido de la población. Para los que les es negada, su existencia se convierte en un handicap, pues además de no beneficiarse de sus “milagros”, como fuerza de trabajo humana tienen que competir con ella en cuanto a productividad… Es más, han de convertirse en esclavos para que la minoría privilegiada pueda trastear con sus juguetitos. Este tema junto con otros como la conveniencia de cierto tipo de guerras para la economía de un país o el tremendo poder de los estados para “suprimir” las líneas de pensamiento y acción divergentes a sus doctrinas son tratados en clave de thriller futurista, en tan solo 80 páginas con un dibujo de trazo exquisito, muy cercano a la línea clara francobelga pero con su toque 2000 AD puramente británico.

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“Trazos Escarlata” fue publicada en España por Devir en 2004, y desconozco si aún puede conseguirse en librerías. Todavía sin traducción al español están su secuela “The Great Game”, que cuenta el (innecesario pero conveniente) contraataque británico sobre Marte y la precuela, que no es más  que (esta vez sí) la adaptación  de la novela original por parte  Edginton y D’Israeli, integrándola estéticamente en el universo que ellos habían creado para las continuaciones “apócrifas”. Una pena que hayan quedado en el semiolvido.