Sentimientos encontrados a la hora de valorar la nueva adaptación cinematográfica de las aventuras del célebre Juez Dredd. Sobra decir que esta versión le da mil vueltas a la protagonizada por Stallone allá por 1994: han dado en el clavo con el diseño de Mega-City One y han hecho una buena adaptación del uniforme y gadgets del cuerpo de jueces al mundo de la imagen real, la personalidad cripto-pracmática-fascista de Dredd queda perfectamente reflejada, la introducción de la Juez Anderson como contrapunto a la idiosincrasia dreddiana funciona muy bien (al igual que en los cómics), los guiños a historias clásicas aparecen por doquier a lo largo del metraje, no hay remilgos a la hora de tirar de violencia gratuita…
Con todo, da la sensación de que falta algo, de que no se ha aprovechado el enorme potencial satírico del material original, de que Pete Travis (director) y Alex Garland (guionista) han descuidado ciertos elementos que han hecho grande al cómic a lo largo de sus más de 30 años de historia. Por otra parte, cabe preguntarse ¿Hasta qué punto es posible la mejora respecto a lo entregado? En cómic está demostrado que el mejor ecosistema para el personaje es la historia corta, con tendencia al exceso, al gag negrísimo/ultraviolento y la moraleja sátiro-fascista pasada de rosca; unas condiciones demasiado “de tebeo” para ser replicadas en formato de largometraje. Posiblemente los responsables del film decidieron echar mano de los aspectos más cinematográficamente adaptables del (longevo y heterogéneo) cómic sin perder la esencia del mismo.
Dadas las circunstancias, doy mi aprobación a la peli, y me haría mucha ilusión que funcionara en taquilla para ver más de esta versión de Dredd, pero no me resisto a dejar una propuesta de enfoque para una hipotético tercer intento de adaptación: Una peli compuesta de segmentos cortos, cada uno con su propio director, diseño de producción y actor protagonista, como si de un volumen recopilatorio en papel se tratase, con varios equipos artísticos dando cada uno su versión de este verdadero icono overground. Queda dicho.
Para cerrar el post, no puedo dejar de recomendarles dos productos relacionados altamente disfrutables. Por un lado el imprescindible tomo “Mega-City Masters 01”, editado por Kraken recopilando historias de auténticas figuras del cómic anglosajón que han dejado su huella en la cabecera: Wagner, Grant, Bolland, O’Neill, Byrne, Gibbons, McCarthy y un largo y excelso etcétera. Por otro el LP “Drokk: Music inspired by Mega-City One” obra de (el Portishead) Geoff Barrow y Ben Salisbury; detrás del curioso título se esconde la banda sonora originalmente elaborada para el film y que finalmente fue descartada en favor de la compuesta por Paul Leonard-Morgan. Se la dejo a continuación:
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