Cuando era un crío, el mejor sitio de Melide para pillar comics era, creanlo o no, el Estanco. Además de vender tabaco y sellos, este establecimiento ofrecía (y sigue ofreciendo) articulos de papelería, prensa, revistas… y tebeos (de esto último ya no). El caso es que el surtido de comics que tenían rivalizaba con lo que podias encontrar en un kiosko de ciudad de los buenos. Allí obtuve y/o hojee (no era el Badulaque) comics que, en aquel entonces me resultaron raros y fascinantes: «Indiana Jones» de Byrne, «Yoko Tsuno«, «Creepy«, «Camelot 3000«, «Juez Dredd«, «Vengadores«, «Infinity INC«… y el que nos ocupa: «Batman y los Outsiders«.
La portada del nº1 era impactante: Batman mandando a tomar por saco a la Liga de la Justicia para irse con unos enigmáticos desconocidos. Eso tenía que molar… y vaya si moló. La cosa iba de que el Hombre Murciélago pedía ayuda a la Liga para rescatar a Lucius Fox, hecho prisionero en (la imaginaria) Markovia, pillado en medio de una sublevación fascista. Superman y Cia deciden no ayudarle porque intervenir en la guerra podría generar conflictos diplomáticos (recordemos que el equipo lleva «America» en el nombre). Batman les da puerta y se lanza al rescate él solito, pero una vez allí se da cuenta de que la situación le supera. Por suerte para Bruce Wayne, un puñado de supertipos de lo más bizarro estaban en el país, cada uno con sus razones. La casualidad los unió, resolvieron la guerra entre los seis, y Batman les propuso formar equipo (mandando él, claro).
Mi yo de ocho años flipaba. Era la primera vez que asistía en «directo» al origen de un supergrupo, nada de leerlo en viñetas-flashback con bordes redondeados. Eso creó en mí un vínculo especial con la serie. De aquellas, con mi limitada capacidad para conseguir comics, ni me planteaba hacerme una colección completa, pero de los 26 episodio de «BatO» que Zinco publicó, conseguí (y aún conservo) más de la mitad. Sabía que «Patrulla-X» y «Nuevos Titanes» cortaban el bacalao, pero a la hora de escoger, me quedaba casi siempre con esta serie. A mi manera, también era un outsider.
Al contrario que otros productos estrella de mi infancia, BatO me sigue pareciendo muy buena hoy en día. Si los X-Men tenían a Chris Claremont como principal regidor de sus destinos, BatO tenían a Mike W. Barr, cocreador de la serie, escritor de cada uno de sus episodios y editor de la mayoría. Barr, siguiendo el ejemplo de los hits anteriormente comentados, enfocó la serie hacia los personajes. Los lazos afectivos, afinidades y discrepancias entre los miembros del equipo se iban definiendo poco a poco en el medio de tanta superpelea. Las aventuras más memorables del grupo eran aquellas en las que, entre todos, resolvian cuestiones del pasado de un compañero. Según avanzaba la serie íbamos conociendo a los personajes como la palma de la mano. Aunque los expertos en Batman pasen bastante por alto a Barr a la hora de catalogar las mejores versiones del personaje, hay que reconocer que este señor hizo un trabajo de caracterización acojonante con el Hombre Murciélago. Seguro se le habría dado más valor a esta interpretación si la de Frank Miller no hubiera aparecido tan próxima en el tiempo.
La serie también destacaba en su apartado gráfico. Un Jim Aparo (co-creador) en buena forma estuvo casi dos años en la cabecera sin apenas fill-ins, y después de él llegó Alan Davis, para quien este trabajo supuso su estreno en el mercado americano. En varias entrevistas, Davis dice no estar muy contento con el resultado de esa etapa. Por mi parte, disfrutaba como un enano (que era) con sus magníficas escenas de lucha, mucho más brutales que lo habitual en la época. Especialmente memorable la que mantenían Batman y Cobra en gravedad cero, así como el explicito uso que hacía Katana de su… katana.
El nº 32 USA supuso el dramático abandono del grupo por parte de Batman. La serie siguió, pero aquí Zinco solo publico una saga con los Outsiders en solitario, la que restaba con Davis como dibujante. Quedarse de golpe sin personaje estrella y dibujante estrella no auguraba mucha prosperidad económica para el título en España, y la pequeña editorial decidió apostar por otras series en detrimento de ésta.
Hace poco pillé un Showcase americano con los primeros 20 números de la serie. Poco a poco estoy leyendolo (por fin relleno huecos) a la vez que recordando que hubo un tiempo en el que era capaz de disfrutar a tope con una cantidad infinitamente menor de comics a mi alcance respecto a lo que tengo ahora (snif).
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