Grant Morrison

Children of Men

Aunque estamos ya muy acostumbrados a ver las superproducciones (norteamericanas o no) como espectaculos de puro entretenimiento (en el mejor de los casos), de un tiempo a esta parte están surgiendo en este denostado subgénero una serie de films que analizan la realidad desde un punto de vista muy crítico con «El Sistema», que paradójicamente, permite la existencia de estos productos.

Es lo que Grant Morrison llama «Anarquía para las Masas», o sea: utilizar el aletargado aparato mainstream para difundir ideas extremadamente criticas con el stablishment. Los casos más claros de esta anomalia serían «Fight Club» (David Fincher,1999) y «V for Vendetta» (James McTeige, 2006). En ambos films, sus protagonistas seducen al espectador con atractivas ideas de rebelión social, mostrando que el único camino para cambiar el mundo es destruirlo y rehacerlo a partir de sus cenizas.

Sin ser tan incendiaria como las anteriores, «The Matrix» (Watchowskys, 1999) nos plantea de forma metaforica como nuestra forma de ver la realidad está controlada por el poder establecido: noticiarios,tertulias mañaneras, publicidad… son nuestra verdadera carcel virtual. En «Batman Begins» (Christopher Nolan, 2005) se reajusta el origen de Batman: La razón ultima de la muerte de sus padres no es un «malvado atracador», sino la corrupción en las altas esferas, que genera malestar social, pobreza y delincuencia a pie de calle.

Con «Children of Men» (o «Hijos de los Hombres» in spanish) tenemos otro buen ejemplo de este tipo de producto. Tras dos decadas de esterilidad humana, aparece una mujer embarazada, que un desilusionado ex activista debe ayudar a salir de una Gran Bretaña, que como el resto del mundo está sumido en una situación de caos, cierre de fronteras y represión policial. Tras la excusa de la infertilidad global se nos muestra un mundo que, al poco que lo pensemos, es una evolución lógica del nuestro. Durante el metraje se nos exponen multitud de ambientes y personajes que representan nuestra sociedad y sus antagonismos: Mientras un ministro de cultura, borracho de autocomplacencia, cree estar salvando el mundo rescatando obras de arte de entre el caos, el ejercito hace planes de exterminio sobre un incómodo campo de refugiados cada vez más abarrotado. De entre los opositores al sistema, unos alzan las armas, otros buscan nuevas soluciones.

Por otra parte la factura visual del filme es excelente, tanto el diseño de producción como la fotografía, utilizandose en varias ocasiones el recurso de «camara en mano» para reforzar el aspecto documental de la historia. La banda sonora, igualmente soberbia: Deep Purple, King Crimson, Radiohead…

En resumen: No se la pierdan!!!