Ho-Cheung Pang

Exodus

Exodus Poster

De Pang Ho-Cheung yo solo conocía la pasadísima de rosca a la par que superlúcida Dream Home. Con ese precedente, cuando me entero del argumento de su Exodus las expectativas de salvajada se me ponen por las nubes: un policía de bajo rango se entera, a través de la declaración un trastornado voyeur, de la existencia de una red conspirativa de mujeres que asesinan a sus maridos “por lo bajini”, a base de venenos y bricolaje, simulando enfermedades y accidentes. Con semejantes credenciales, era de esperar una comedia negra loquísima con su buena ración de muertes de diseño… pero no.

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Exodus es, pese a todo pronóstico, un film contenido, incluso contemplativo en no pocas ocasiones. Tiene un high concept muy loco, pero Ho-Cheung lo ha utilizado precisamente por su inverosimilitud, como herramienta metalingüística para destapar otra realidad subterránea mucho más banal. En la peli se desarrolla un discurso silencioso sobre el coste de mantener el status quo, sobre los desequilibrios de poder en la pareja y sobre la soledad interior. Todo ello se expone a partir de los detalles: localizaciones, composición de los planos, objetos, vestuario… todo funciona como un reloj para abrirnos un poco más los ojos ante la superestructura psico-social en la que estamos inmersos, que genera mujeres maltratadas y chandalistas calzonazos de mediana edad a partes iguales.

Dream Home

Dream Home

Las mejores películas de terror son aquellas que constituyen una metáfora del devenir social de la época en la que fueron rodadas. Hoy por hoy, si tenemos que enumerar las obsesiones más profundamente enquistadas en el inconsciente colectivo, no podría faltar una: La hipoteca. Por ello, ya tardaba la aparición de un buen psychokiller  (de ficción claro) cuyo comportamiento sirva de reflejo desquiciado al de esa gente loca por ponerse la soga al cuello durante 30 años (o más). Pues bien, ya ha aparecido alguien que da el perfil: la muy alienada protagonista de “Dream Home”, producción hongkonesa dirigida por Ho-Cheung Pang.

Dream Home 2010

Pocas localizaciones podemos encontrar para ambientar esta pesadilla inmobiliaria mejores que Hong Kong , donde, en los últimos años, la especulación urbanística descontrolada ha modificado severamente el paisaje y el precio del metro cuadrado se cotiza a precios desorbitados. La teleoperadora  bancaria interpretada por Josie Ho no concibe la vida sin tener en propiedad un apartamento con vistas al mar cuyo precio sobrepasa en mucho sus posibilidades económicas. Cuando, tras mil y un sacrificios pecuniarios, se da cuenta que nunca lo conseguirá, la chica se “rompe” y fabrica un psicótico plan b para alcanzar su objetivo.

Dream Home

Así, la película se desarrolla en dos narraciones paralelas, en una se muestra a cuasi tiempo real la masacre llevada a cabo por la protagonista en el edificio de sus sueños para forzar una bajada de precio de las viviendas afectadas por su deriva homicida. En la segunda línea, se cuenta la historia de la chica  desde su niñez hasta la actualidad, contextualizando su estado de alienación.

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De esta forma, en el film se desarrollan también dos aproximaciones temáticas y estilísticas diferentes. La parte psycho es puro gore deluxe, con escenas bellamente filmadas pero ultraviolentas y desagradables, aderezadas eso si, con esos toques de sexo y humor  típicos del género, que aligeran un poco la carnicería. En los segmentos de flashback nos encontramos con una suerte de “cine social” en el que somos testigos de como las mafias del ladrillo condicionan la vida de la protagonista: Desde pequeña vive un una zona vieja codiciada por los constructores, donde los vecinos que no quieren vender sus pisos viven asediados por el gobierno, las constructoras y las triadas. Tal y como nos lo ponen en los primeros minutos, parece que  la masacre constituye una suerte de venganza desquiciada  por toda una vida de calamidades. Poco a poco nos damos cuenta de que la tía está matando para obtener un producto ofertado por aquellos que le destrozaron la vida. Tan desalentador como la mismísima realidad hipercapitalista.