Mox Nox

Mox Nox

Me encantan los tebeos sin texto. Quién los hace y sale airoso demuestra gran dominio de los recursos propios del noveno arte. Comunicar sin el apoyo de la palabra no es fácil, pero lo que ha conseguido Joan Cornellà en las páginas de Mox Nox va mas allá. No solo comunica, sino que nos hace partícipes de algo así como la “verdad revelada”.

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Porque esos chistes gráficos loquísimos, llenos de gente sonriente enfrentada a surrealistas problemas  en un mundo multicolor, no son más que crudas historias de realismo sucio enmascaradas a través de la metáfora. Te ríes pero te dejan pensativo, con la sensación de que algo va realmente mal. De que los malentendidos, las trastornadas escalas de prioridades, las miradas vacías y el mal disfrazado de inocencia presentes en el libro invaden nuestra realidad  a una escala aterradora. Todo lo que cuenta Cornellà ya ha ocurrido y sigue ocurriendo; mejor dicho, ya nos ha ocurrido y nos sigue ocurriendo.

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