The Social Network

Owl Splinters

Deaf Center - Owl Splinters

El merecidísimo Oscar otorgado a Trent Reznor y Atticus Ross por la banda sonora de “La Red Social”  ha hecho saltar a la palestra el tema de la renovación de costumbres a la hora de componer para cine. Espero que este premio-símbolo marque el comienzo de una nueva época en la que los cansinos “dioses sinfónicos” cedan un poco de protagonismo a aquellos que llevan años desarrollando sus carreras por vías más personales e innovadoras.

Time Spent by Deaf Center

Si yo fuese productor cinematográfico, no apartaría el ojo (o el oído, en este caso) de ciertos sellos experimentales cargaditos de artistas dignos de entrar con honores en el mundillo de las BSOs. Un caso representativo sería el de Type, que precisamente ha editado hace poco el esperadísimo nuevo trabajo de Deaf Center, cuyas espectrales composiciones evocan misteriosos films todavía por realizar.

Deaf Center

Erik Skodvin (violonchelo) y Otto Totland (piano) se sirven de equipamiento electrónico para procesar lo que tocan con sus respectivos instrumentos físicos, otorgando a estos una densidad oscura, generando a partes iguales opresión y fascinación sobre el oyente. Solo son dos, pero los resultados a nivel de magnificencia no le tienen nada que envidiar a lo conseguido por cualquier orquesta sinfónica. Ya va siendo hora de que el público general se percate de ello…

New Beginning (Tidal Darkness) by Deaf Center 

Owl Splinters” como todo el material de Type Records, puede escucharse de cabo a rabo en su web, a través de Soundcloud. Esto si es mentalidad de futuro y no lo que hacen otros, apoyando leyes restrictivas que intentan evitar lo inevitable.

Intromania (IV): La Red Social

Ya les adelanto que tanto el film “La Red Social” como su banda sonora van a figurar en mis listas de lo mejor de 2010 (próximamente en sus pantallas). La verdad es que las composiciones de Trent Reznor y Atticus Ross no solo resultan adecuadísimas al resto de la narración fílmica, sino que aportan una dimensión superior a ésta. Un buen ejemplo de lo que cuento es la secuencia de créditos, en la que tras el plantón de su novia, el protagonista vuelve a casa, solo con sus pensamientos, atravesando el socialmente activo campus de Hardvard. La música, que conmuta entre lo melancólico y siniestro contrapone el mundo interior del personaje con el entorno en el que se mueve. Magistral:

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La Red Social

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La comentadísima nueva obra de David Fincher me ha parecido excelente. Del relato de la génesis de Facebook en clave de tragedia griega (con sus puntazos humorísticos) se pueden extraer una serie de conceptos claves para entender el presente. Así lo vi yo:

Necesidad de sobresalir: Muchos (incluido el propio Zuckerberg) han criticado la película porque da a entender que Facebook fue creado para impresionar/reconquistar a una chica que ni siquiera existe en la realidad. Mal interpretado. El recurso narrativo del fracaso sentimental que  inicia la reacción en cadena creativa más bien pone de manifiesto un comportamiento generalizado en esta sociedad obsesionada con el éxito: Queremos compensar nuestra mediocridad “multidisciplinar” y nuestras carencias emocionales/afectivas intentando destacar en lo que somos buenos. Aún así, esos intentos casi siempre acaban también en fracaso, como les ocurre a varios personajes de la peli. Pero a Zuckerberg no le pasó. Él triunfó, erigiéndose como un mito del presente. De todas formas, el caso que nos ocupa demuestra que el  triunfo en el mundo real también tiene su lado amargo.

The Social Network 

Envidia y paranoia: Los personajes de “La Red Social” interpretan sus calamidades como conspiraciones. Creen ser envidiados y que sus “amigos”, reconcomidos por dentro, urden planes para acabar con ellos. Un mal muy común en estos tiempos: creer que te tienen envidia. Rescatando el viejo (y sabio) refrán “Siempre cree el ladrón que todos son de su condición”, la inferencia es obvia: los que se creen envidiados son los envidiosos. Se ha escrito mucho sobre como esta película pone a parir a Mark Zuckerberg, y yo no lo veo así. Se le retrata como una persona obsesionada con destacar, pero nunca como un envidioso. Solo quiere ser “guay”, aunque eso provoque daños colaterales inesperados entre sus amigos, pero para nada hace lo que hace “por joder”, como piensan ellos. Si yo fuera Zuckerberg, hubiera quedado muy satisfecho con el retrato.

The Social Network

Demiurgos de garrafón: Para bien o para mal, Facebook está cambiando el mundo a un nivel tan profundo como es la gestión de las relaciones sociales. Pero ese cambio no viene de un movimiento tipo “Mayo del 68”, ni propiciado por las ideas de algún filósofo erudito, ni tan siquiera de una comisión tecnócrata. Los arquitectos del nuevo mundo, en este caso, son unos “pringadillos” que se manejan muy bien  en la esfera Internet y que intentan replicar su modo de vida a nivel global.  La romántica y cada vez más denostada idea de que una sola persona puede cambiar el mundo si se lo propone cobra inesperada realidad con Zuckerberg y su Facebook. Un asunto que invita a la reflexión. A mi me resulta, como mínimo, fascinante.

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Para cerrar el post, y en calidad de ex-ultramegafán de Trent Reznor, no puedo dejar de destacar la adecuadísima banda sonora compuesta por éste y Atticus Ross. Una auténtico monumento sonoro dark-geek en el que los sonidos de 8 bits se mezclan con sintetizadores siniestros. La forma en la que casan los pasajes musicales con las escenas de la película pone los pelos de punta.

Trent Reznor & Atticus Ross — Pieces Form the Whole

About Facebook (II)

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“No entiendo por qué mi hija, que tiene 16 años, puede pasar horas y horas en Facebook. Pero yo a su edad pasaba esa misma cantidad de tiempo viendo la serie Gilligan’s Island, así que supongo que no soy nadie para juzgarla.”

David Fincher (director de “La Red Social”),
entrevistado en La Voz de Galicia

Dos (fascinantes) piezas breves

La intro de programa de TV y el tráiler, dos miniproductos audiovisuales cuyas funciones oscilan entre la propaganda, la imagen de marca y el  puro relleno. No por ello muchas de estas piezas dejan de rebosar genialidad. Hoy he visto dos muy buenas:

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La intro, la del programa “De buena ley” (juicios populares televisados, ya saben). Esas personas de la calle representadas como minúsculas figuritas, rodeadas por sobredimensionados objetos, símbolos de aquello que rige nuestras vidas y nos subyuga. Solo falta una mano gigantesca manejando las figuras (¿Dios?) para definir completamente la dimensión mítica del corto.

El tráiler, el que promociona “The Social Network”, la nueva de David Fincher, a estrenar en otoño. En ella se cuenta el siniestro origen de Facebook, esa pieza de software que demuestra que una idea realmente puede cambiar el mundo. Si de algo ha sido impulsora esta red social es de la hiperemotividad de todo a cien que podemos ver a diario en los “muros” de millones de abonados al invento. Los publicistas han utilizado esa poderosa  arma (cover de “Creep” mediante) para crear empatía con el usuario medio de Facebook en los primeros 30 segundos de la pieza, y después mostrarnos la naturaleza de los “men behind the curtain”, los demiurgos que están forjando esta nueva sociedad, con sus juicios, sus envidias y sus millones. Más mito.