La intro de programa de TV y el tráiler, dos miniproductos audiovisuales cuyas funciones oscilan entre la propaganda, la imagen de marca y el puro relleno. No por ello muchas de estas piezas dejan de rebosar genialidad. Hoy he visto dos muy buenas:
La intro, la del programa “De buena ley” (juicios populares televisados, ya saben). Esas personas de la calle representadas como minúsculas figuritas, rodeadas por sobredimensionados objetos, símbolos de aquello que rige nuestras vidas y nos subyuga. Solo falta una mano gigantesca manejando las figuras (¿Dios?) para definir completamente la dimensión mítica del corto.
El tráiler, el que promociona “The Social Network”, la nueva de David Fincher, a estrenar en otoño. En ella se cuenta el siniestro origen de Facebook, esa pieza de software que demuestra que una idea realmente puede cambiar el mundo. Si de algo ha sido impulsora esta red social es de la hiperemotividad de todo a cien que podemos ver a diario en los “muros” de millones de abonados al invento. Los publicistas han utilizado esa poderosa arma (cover de “Creep” mediante) para crear empatía con el usuario medio de Facebook en los primeros 30 segundos de la pieza, y después mostrarnos la naturaleza de los “men behind the curtain”, los demiurgos que están forjando esta nueva sociedad, con sus juicios, sus envidias y sus millones. Más mito.
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