Tras el interesante experimento rotoscópico y dickiano que fue «A Scanner Darkly», Richard Linklater vuelve a la carga con «Fast Food Nation». El referente más cercano a este film lo tenemos en «Traffic». Al igual que en la obra de Soderberg, se nos muestran diferentes ambientes y personajes afectados por una misma realidad social, en «Traffic» era el tráfico de drogas, en la que nos ocupa, se explora el impacto social de la comida rápida.
El estilo del film oscila entre el «paisajismo» de ciertos realizadores chinos y el didactismo de Ken Loach, pero moderando ambos aspectos, de forma que no se convierte en un libro de texto en imágines ni aburrirá a los detractores del «ambient» asiático. Todo además recubierto de un halo de humor negro que aligera ciertos contenidos gore, por desgracia mucho más reales que lo visto en series Z.
La acción se desarrolla en una población de Colorado, en la que se ubican las granjas y el matadero que proveen de carne a una ficticia cadena de hamburgeserías. Los personajes: un ingeniero alimentario de la empresa que visita el matadero para investigar la aparición de restos de estiercol en la carne, una estudiante de instituto que trabaja en el establecimiento que la cadena tiene en el pueblo y un grupo de inmigrantes mexicanos contratados irregularmente en el matadero.
La comparación con «Traffic» no es gratuita. El nivel de explotación social y corrupción producida por esta forma de ¿alimentación? rivaliza con los de otros asuntos más preocupantes para la opinión pública. El matadero se nos presenta como una auténtica casa de los horrores en la que los trabajadores tienen que tomar drogas para aguantar la jornada y están expuestos a peligros derivados de la rapidez requerida en la cadena de producción. La población vive alienada en un entorno infestado de trabajos basura, ignorancia y obsesión por el dinero. A todo esto, las altas esferas hacen lo que sea con tal de ganar unos céntimos más en cada hamburguesa.
Si son adictos al McDonalds, este film les ayudará a desintoxicarse.
Trailer (V.O.)
Me la… compraré.
Me sorprende que nuestro comentarísta (con lo agudo que es) no mencione el tema central del film: la alienación, no hace falta recurrir a ningún personaje extremo ni a ninguna situación exagerada para sentirla a lo largo de todo el metraje.
Acabo de ver el trailer y me fijé en un detalle de la crítica del «New York Times», no se trata de un film político, se trata de un film costumbrista.
Y no… esta vez no podremos decir «que locos están estos americanos», porque todos sabemos que en nuestro pueblo suceden las mismas cosas.