“Los Soprano”: Claves (I)

Hace unas semanas me reencontré con “Los Soprano”. Con borrosos recuerdos de las dos primeras temporadas que vi hace años en la tele, me puse con la tercera. La recordaba buena, pero lo que vi me dejó impresionado. En pocos días me tragué todo el material restante. A la espera de la emisión de los úlitmos episodios, dejo aquí una relación de conceptos claves en la grandeza de la serie.

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Planificación
Es dificil que una serie pueda liberarse del yugo de las audiencias. Las situaciones y personajes que más gustan se imponen a la hora de escribir los siguientes episodios. El mismísimo David Lynch tuvo que pasar por el aro en “Twin Peaks”: El mítico asesinato de Laura Palmer estaba pensado como un punto de arranque que se difuminaría con el paso de los episodios, pero se acabaría convirtiendo en el leit motiv de la serie. En cine, los realizadores odian hacer pasar pasar a sus obras por los “test screenings”. La mayoría de las series tienen que sufrir este proceso una vez cada siete días.

En el panorama actual, es común sacrificar un argumento general mínimamente planificado en pos de reforzar los aspectos adictivos del show: giros poco creibles, finales de temporada imposibles, infinitas aperturas de lineas argumentales “misteriosas” sin acabar cerrando ninguna… etc.

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En “Los Soprano” esto no ocurre. Una temporada está pensada como una película de 13 capitulos. La atención del espectador se centra en el “ahora” y no en el “que pasará” que nunca llega. Se dejan abiertas tenues lineas argumentales a desarrollar en nuevas temporadas, pero poco importantes para la que está en curso. Pequeños detalles como miradas, objetos, comentarios, forman parte de un todo perfectamente entretejido casi sin que nos demos cuenta. Suerte de ser producida por un canal de pago (HBO), que puede mimar a sus series gracias a no depender de ingresos publicitarios.

Por otro lado, el episodio es respetado como unidad narrativa. Cada uno de ellos desarrolla un tema que contribuye a la historia global. Los capítulos son cortados y montados como sea necesario para que se cuente la historia, sin una duración fija (entre los 40 y 70 minutos), frente a los encorsetados formatos «al segundo» de una serie convencional.

Casting
Los actores son gente real. Altos, bajos, gordos delgados, guapos, feos… Libres de gimnasio y bótox, no parecen fabricados en serie como maniquíes. Esto es así no solo en el aspecto físico, sino también en la forma de actuar: con sus expresiones, andares y tics caracterizan a sus personajes de manera impresionante. En el resto de aspectos interpretativos, el nivel es igual de alto. Todos se ponen al servicio de la serie y no al revés, sin «divismos».

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Ambientes
Estos bien caracterizados personajes encajan perfectamente en el mundo que les rodea. La tropa se pasea en chándal y camiseta de tirantes en lugar de publicitar subliminalmente modelitos de temporada. Tener dinero no implica ser cool, basta ver las horterísimas casazas, la quincalla a lo M.A., los trajes “coloridos” y los exagerados 4×4 que se gastan los miembros de la “familia” de New Jersey. La fotografía ocre se une a la presencia continua de comida, sangre, sudor, humo y vómitos para aportar sensaciones pseudo-olfativas muy bien conseguidas.

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Hasta aquí los aspectos formales, en el próximo post, me centraré en los contenidos ….