La sinrazón ha triunfado. El caso “Holocausto Vigalondo” se ha cobrado una importante víctima: el blog del director cántabro, perteneciente al conjunto de bitácoras auspiciadas por El País.
Esta situación da mucho, mucho miedo, porque demuestra que la sinrazón absoluta, convenientemente dirigida puede causar presión real y consecuencias reales. Porque ciertos medios de ultraderecha neoliberal, con tal de anotarse tantos en su guerra sucia, no les importa poner en su diana a gente normal, que no tiene nada que ver con los tejemanejes de la “alta política” (nótese el entrecomillado), y que no es ni rica ni poderosa como para poder defenderse debidamente o para que la mierda que les echan encima no les afecte personal y/o laboralmente. Y sobre todo, porque otro medio, supuestamente sensato, orgulloso de su prestigio internacional, que presume de ser uno de los 5 elegidos para manejar el material de Wikileaks, adalid de la libertad de expresión (etc, etc)… haga este tipo de concesiones y no sea capaz de apoyar a uno de sus colaboradores en una cuestión tan ridícula.
En fin, si el mundo fuese justo, Vigalondo escribiría un guión con su tragicómica historia, los Coen se lo comprarían, harían la película y todos aquellos que hicieron el ridículo quedarían ridiculizados para la posteridad. Volviendo a la realidad, solo espero que reabra su bitácora en otra plataforma lo antes posible y nos siga ilustrando con sus (estas si) sensatas impresiones acerca del cine, la cultura pop y por extensión, eso a lo que llamamos realidad.
Lo peor de todo es la distinta vara de medir. En esos medioSS ultras el que hace un exabrupto de tamaño colosal es endiosado por el corrillo y por la cadena (pasado un tiempo seguirá el mismo camino que el papel higiénico, porque usan a los personajes en su propio beneficio). En los otros medios, el miedo al posible ataque, les hace cometer imbecilidades como la que comentas. Pero ese miedo es muy peligroso, tanto o más que las arengas sin sentido de los medios más fachas.
Saludos
Por supuesto. Es que sucumbir a estas gilipolleces es lo que las legitima y les da alas. El grupo Prisa ha perdido con esto mucho más que a cuatro fans de Vigalondo cabreados, porque ha validado las bochornosas técnicas de ataque de sus enemigos. Que no quepa duda que repetirán.