Definitivamente, lo “sin filtro” se está imponiendo en el panorama (sub)cultural. Cada vez son más los artistas que no tienen reparos en trasladar a sus respectivos medios de expresión lo que tienen en su cabeza… pero tal cual está en su cabeza, sin preocuparse por la comprensión del público o por que su obra tenga algún tipo de sentido, digamos, académico. Existen montones de ejemplos en cómic, música y cine, casi siempre en el terreno de lo independiente y/o minoritario. Es esta situación la que hace a “Sucker Punch” un producto singular: Superproducción de las gordas a merced de la libre imaginación de su autor, Zack Snyder.
A la peli le han caído palos por todas partes: que si parece un videojuego, que si la trama no tiene ningún sentido,que si cámara lenta a go-go, que si parece una mala sesión DJ usando material palomitero reciente remezclado sin ton ni son… vale, puede ser. Pero el film también ofrece algo mucho más fascinante: Un mapa mental del propio Zack Snyder. Viendo “Sucker Punch” comprendí por qué los zombies de su “Amanecer de los Muertos” solo podía ser del tipo “veloz”, por qué su conexión con el universo milleriano en “300” fue total y por qué este hombre jamás podría hacer un “Watchmen” fílmico que conservase la esencia del material original.
Y la cosa no se queda en Zack Snyder, tenemos la suerte de que el realizador es un hombre de su tiempo. Esto convierte al film en un verdadero producto-zeitgeist de la era hipermoderna. Una alegoría total hacia el nuevo (hiper)orden establecido por la sobreabundancia de contenidos, dónde la yuxtaposición frenética se erige como única manera de generar (sin)sentido, dónde el estribillo de una canción se está convirtiendo en lo más profundo que un cerebro es capaz de asimilar, y donde la poesía pura ya no viene en forma de versos inspirados, sino de la experiencia de ejecutar el combo perfecto en el momento cumbre de nuestro videojuego favorito.
Resulta chocante que a nivel comercial la película haya fracasado estrepitosamente, o dicho de otra manera, que el público general no sea capaz de identificarse con su propia manera de pensar. Una vez más, puro Sartre.
Alison Mosshart – Tomorrow Never Knows (Sucker Punch O.S.T)
Te lo dije en su momento y lo dejo por escrito para que conste (igual me humillo publicamente peeero…):
1941, New York New York, La puerta del Cielo, Erase una vez en America Corazonada de Coppola. Todos estos títulos tienen en común el hecho de que los directores tuvieron manga ancha creativa y un cheque en blanco para hacer lo que les viniera en gana ya que habian demostrado su valia como creadores de buen cine con grandes beneficos económicos.
La calidad de algunas de las cintas que he mencionado es incuestionable pero el público les dió la espalda y esto me lleva a pensar que quizá Sucker Punch sea el inicio de una nueva era de Caidos en Desgracia.
Snyder ha dado rienda suelta a su imaginación pero no ha hecho contacto con el gusto de la mayoria y puede (depende del nuevo Superman) que inicie una fatal travesia por el desierto (que pesimista estoy).
Torrente imaginativo si, pero en su justa medida.
Ah! Y la B.S.O. es de Juzgado de guardia, destrozando clásicos del rock a base de new age o como se llame a ese tipo de engendro musical.
Que quieres que te diga… yo la veo más en la onda de Blade Runner o Brazil, fiascos económicos del copón que con el tiempo han sido justamente valoradas.
La diferencia de éstas (y las que tú comentas) con la que nos ocupa es que en este caso las normas básicas para construir una buena película han sido despreciadas en favor de la (i)lógica posmoderna en su forma más pura, y eso es mucho más dificil de asimilar para la «opinión pública».
Precisamente la música juega un papel importantísimo: todas regurgitaciones epatantes de mega-clásicos de la era pop. La película es como un pedazo de inconsciente colectivo puesto en celuloide… y con el tiempo será valorada en su justa medida.