Y después… ¿Qué? (I)

Éste post está dedicado a hacer un repaso a autores que, tras realizar una obra de gran impacto de público y/o crítica han desconcertado al personal con sus siguientes trabajos o con segundas partes, digamos, alejadas del concepto original. Allá va:

Quentin Tarantino: «Pulp Fiction» (1994)

Todo dios flipamos con esta película. Su música, sus diálogos y su violencia marcaron una forma de hacer cine. La hasta entonces muy desconocida «Reservoir Dogs» se convirtió en preciado objeto de culto. Absolutamente todos los actores tarantinianos fueron (re)lanzados al estrellato, situación que unos aprovecharon mejor que otros. A Tarantino le salían guiones hasta por las orejas: «Amor a Quemarropa», «Asesinos Natos», «Abierto hasta el Amanecer»… tenían su sello, pero les faltaba la magia que destilaba «Pulp Fiction». Queríamos más Tarantino!!!

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Su segmento en «Four Rooms» estuvo bien, pero supo a poco. Tras 3 largos años de espera, saca nuevo largometraje, «Jackie Brown», y al verlo muchos nos preguntamos ¿Qué ha pasado?!!! Los diálogos «sui generis» seguían ahí, pero la lluvia de balas, la sangre en las camisas, las amputaciones de miembros y la narrativa fragmentada habían desaparecido. La película estuvo bien, pero nos dejó un poco frios, pues no daba lo que pensábamos prometía. Es posible que Tarantino, viendo su estilo convertido en parodia por culpa de multitud de imitadores mediocres, quisira distanciarse un poco del monstruo que (a su pesar) había creado. En cualquier caso, la absoluta genialidad de este hombre fue revalidada hace tres años con la(s) suprema(s) «Kill Bill».

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Masamune Shirow: «Ghost in the Shell»

Shirow es un caso aparte en el mundo del manga. Mientras que la media de tiempo de lectura por página para un cómic japonés es de unos pocos segundos, las obras de Shirow presentan una densidad a veces desesperante. Aún así, arrasa.

«Ghost in the Shell» conmocionó a los lectores. Allí, el legado de escritores como William Gibson o Philiph K. Dick se mezclan con la espectacularidad gráfica de Shirow para mostrarnos un mundo hipertercnificado en el que la conciencia es un concepto difuso y los virus informáticos pueden infectar incluso al alma, todo ello aderezado con buenas dosis de acción, sexo y humor. Durante mucho tiempo, esta obra junto con «Akira», de Katsuhiro Otomo era esgrimida por los «entendidos» del manga (que realmente sabían menos de lo que pretendían) para demostrar las excelencias del cómic japonés. Importantes cineastas y dibujantes de todo el mundo elogiaron con entusiasmo a Shirow y su magna obra. La excelente película de animación basada en el manga no tardó en aparecer, elevando a la estratosfera la popularidad de éste.

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El final de GITS redefínía de manera importante el status quo de los protagonistas, pero su caracter abierto permitía (para algunos demandaba) una segunda parte. Así que Shirow se puso manos a la obra … y la cosa acabó en truño. Vale, en la primera parte, Kusanagui estaba muy buena, pero convertir a GITS II en un «Culos en pompa flotando en el Ciberespacio» es ir demasiado lejos. Tras su lectura lo único que sacas en limpio es que sale una tía (no está claro si vestida o desnuda) flotando entre efectos infográficos y manteniendo conversaciones con unos minirobots (dibujados en 3D de manera pésima) sobre temas ciber-filosóficos que no creo que entendiese ni el encargado de traducir la obra al español. Un desastre sin matices. Para hacer esto, mejor haber sacado un libro de ilustraciones.

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Radiohead: «OK Computer»
«Pablo Honey» ya despuntó entre tanto britpop tonto. «The Bends» auguraba algo muy grande, y esa grandeza salió a la luz en 1997 en forma de «OK Computer». Radiohead se atrevieron a tirar del hilo progresivo mas de lo en principio recomendable para una banda con grandes aspiraciones comerciales, y la jugada les salió muy bien. Con este disco dejaron a la altura del betún a grupos de moda de la época como Blur, Oasis o Suede. El disco gustó en diferentes ambientes musicales hasta entonces aparentemente incompatibles. Se atrevieron a sacar como single una tema de ocho minutos, y a las radios no les quedaron más cojones que ponerla. Su fama les hizo capaces de convertir en comercial lo anticomercial.

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Tres años despues anuncian la salida de un nuevo LP. Siguiendo la linea pseudosuicida que les caracterizaba, advirtieron que esta vez no iban a sacar singles ni videoclips, y que los sonidos electrónicos estarían muy presentes en el disco. Pero las advertencias no fueron suficientes para adivinar lo que venía:»Kid A» era casi 100% electrónico. Las guitarras que antaño daban un poco de caña en el medio de tanta tristeza habían desaparecido. No sacaron single, pero tampoco sería posible, pues la sombra del ambient cubría todas las composiciones. Las influencias del progresivo alemán de los 70 eran evidentes.

Aún así, el disco vendió mucho, y gustar…, lo típico era oir «esta bien», «me gusta, pero….». Muchos aficionados al rock progresivo lo vieron con malos ojos, pues aparentemente la banda aprovechó el desconocimiento del género a nivel mainstream para fusilar deliberadamente fragmentos de aquí y allá, haciendo ver genialidad dónde solo había plagio. Polémicas aparte, no tardaron en sacar un disco con las sobras del anterior, «Amnesiac», esta vez con el aparato comercial tradicional, y un single que sonaba mucho a King Crimson. Hoy en día, ya muy pocos creen que la banda pueda superar algún día al mítico «OK Computer» .

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Proximamente, más…