Tekkonkinkreet

En España ya nos podemos dar por vencidos en lo que se refiere a estrenos cinematográficos de animación japonesa: Miyazaki en un número limitado de salas y… para de contar. Sin embargo, este año se han lanzado directamente en DVD, y con bastante rapidez varias joyitas recientes de este género. La última, «Tekkonkinkreet» (TK).

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Producido por el interesantísimo Studio 4ºC, y dirigid0 por el norteamericano Michael Arias, el film es una adaptación del manga homónimo de Taiyo Matsumoto. En él se nos cuentan las aventuras de dos niños huerfanos y vagabundos, Blanco y Negro, que campan a sus anchas por el Distrito del Tesoro, un entorno urbano de arquitectura «mestiza» en la que están presentes elementos mediterraneos, hindúes y chinos. Éste lugar se presenta como una especie de Neverland urbano, que bandas infantiles con imposibles capacidades acrobáticas han convertido en su particular campo de juegos.

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Mientras que Negro sabe lo que significa vivir en la calle, Blanco es pura inocencia. Negro intentará protegerlo de la cruel realidad a toda costa, pero esta actitud se verá complicada cuando una pandilla de gangsters adultos y sus socios empresarios intentan convertir el Distrito del Tesoro en un gigantesco parque de atracciones, eliminando para ello a todo aquel que se interponga en su camino.

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Al igual que la anterior producción del Studio 4ºC, la genial «Mindgame«, TK es un derroche de color y surrealismo. Últimamente está de moda calificar a ciertos productos visualmente espectaculares como «eye candy», pues se podría decir que TK es la madre de todos los eye candy. Solo por su brillantez estética vale la pena verla. Pero las bondades del film no terminan ahí; una historia cargada de simbolismo (a veces excesivamente evidente) y reforzada por la atmósfera surrealista nos habla de cosas que han cobrado gran inportancia en este principio de siglo, como la acelerada pérdida de inocencia y de los valores en la infancia, provocada por un capitalismo voraz y deshumanizante, capaz empobrecer y bestializar a una sociedad que no se queja mientras se mantenga entretenida.

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Como guinda del pastel, destacar la excelente banda sonora compuesta por la pareja electrónica Plaid, uno de los pilares fundamentales del sello Warp. La combinacion sonora y visual que conforma uno de los primeros planos de la película, a vista de pájaro, es una obra de arte por si sola.

Tráiler: