Espectador 1:
¿Sabes por qué me gusta la pornografía?No es por la actividad sexual: Tríos, grupos, orgías, gang bangs… Ni por las penetraciones fantásticas o por las corridas espectaculares. No me importa si las tías están buenas o no. Ni siquiera si la chupan así o lo tragan asá. Me da igual si están mejor o peor rodadas.Lo que de verdad me gusta es la sensación de que el sexo es divertido y, sobre todo, gratis.
En la vida real el sexo rara vez es divertido. Y, desde luego, nunca gratis.
Espectador 2:
Ya. Lo más barato que te puede costar es dinero.
«Hard On» de Miguel Ángel Martín
Casualmente y sin saber nada de esto, mantuve ayer una conversación con un amigo (sobre lo que dice el espectador 2) y no logré hacerle entrar en razón.
Se ve que mi amigo le da demasiado valor al dinero.
Cuantas vidas hipotecadas por culpa del sexo..
Me recuerda la cita de Emile Cioran:
«En pleno delirio sexual, cualquiera tiene derecho a compararse con Dios. Lo curioso es que la inevitable decepción posterior no afecte al resto de la vida, que sea momentánea. A veces he pensado que se puede tener una visión postsexual del mundo, visión que sería la más desesperada posible: el sentimiento de haberlo invertido todo en algo que no vale la pena… La sexualidad es una inmensa impostura, una gigantesca mentira que invariablemente se renueva»
Estoy de acuerdo.
Y por si no fuera suficiente la importancia que se le da al tema por cuestiones puramente instintivas, el mundo capitalista ha magnificado todavía más la atención del individuo en este aspecto de la vida. ¿Quíén le iba a decir al Vaticano que el sistema definitivo de doma social consistiría en publicitar al máximo algo que ellos ponían tanto empeño en prohibir?
…
¿Eh?
Lo que intento decir es que, al «Sistema» le convienen ciudadanos productivos y consumidores, con un tren de vida cuyas necesidades presupuestarias les obligen a estar «dentro» sin rechistar. Uno de los mayores mecanismos superestructurales que existen para conseguir esto es la obsesión por «pillar cacho». Gracias a eso, mucha gente se mata a trabajar para despues gastar sus cuartos en ropa cara, cochazos financiados a 10 años y rondas de cubatas a 10€ la unidad, y lo hacen con gusto incluso.
Otro sistema de control fundamental en estos tiempos son las hipotecas. Proximamente, post temático.
Somos carne para la máquina…
…
Ah.