Prison Pit

Prison Pit

De un tiempo a esta parte, la idea del cómic como medio de expresión respetable ha calado por fin entre el público general. Gran parte de la culpa la tiene el fenómeno “Novela Gráfica”. Quién diría que al final, la clave para salir del “pozo” ha sido editar tebeos que externamente se parecen a libros normales… porque a nivel de calidad no creo que la cosa haya cambiado demasiado. De hecho, una buena parte de estas novelas gráficas son en realidad recopilatorios de material publicado antes del “boom”.

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Este proceso de normalización ha traído no pocos beneficios, pero también se ha cobrado sus víctimas: da la impresión que cierto tipo de material gamberro, desquiciado y amoral que proliferaba en los 80 y 90 ya no tiene cabida en esta era respetable y seria. El medio emergió del subsuelo, pero tuvo que dejarse allí algunas cosas que los de arriba no entenderían y/o consentirían.

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Por suerte siempre quedan iconoclastas indomesticables que hacen caso omiso de la tendencia y siguen a lo suyo. Uno de ellos, el loquísimo Johnny Ryan,  tuvo la feliz idea de adoptar el formato novela gráfica no para suavizar su discurso, sino para radicalizarlo más todavía, alcanzando cotas de ultraviolencia y mal gusto inéditas en sus trabajos anteriores, que ya es decir.

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Prison Pit”, el tebeo en cuestión, narra las desventuras de un preso alienígena “escupido” a su suerte en un inhóspito planeta prisión lleno de gente de su calaña. Dicho de otra manera,  la cosa va del tipo peleando a muerte con todo ser vivo que se le pone delante. Poco diálogo, dibujos que aparentan (recalco lo de aparentan) haber sido realizados por un niño de 10 años, sangre, amputaciones, escatología pasada de rosca y una progresiva sensación de deriva psicótica son sus credenciales estilísticas.

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Curiosamente, y no se si por casualidad o inspiración directa, “Prison Pit” guarda bastante parecido con la desquiciadísima serie de animación “Superjail!”. La comparación entre ambos productos resulta muy interesante:  comparten planteamientos argumentales, estilísticos y “filosóficos”, pero en cada uno se aplican esas características utilizando recursos propios de sus respectivos medios de expresión. Si el punto fuerte de “Superjail!” son esas rapidísimas secuencias de ultraviolencia epiléptica, en “Prison Pit”, Ryan se recrea en el detalle grotesco, poniendo técnicas narrativas “avanzadas” al servicio de la zafiedad.

Prison Pit Vol2 pg3

Prison Pit Vol2 pg4

Prison Pit Vol2 pg5

Un tebeo a reivindicar, tanto por su calidad propiamente dicha como por la “llamada a rebelión” que lleva implícita en cuanto a la forma de hacer cómics en esta nueva época “oficialista”.