Desde hace un tiempo manejo un concepto de “consumo interno” al que llamo “efecto Domino Records”. El nombre viene de lo que les pasó Julia Holter y Dan Deacon tras firmar contrato con dicha discográfica. Antes, estos artistas se manejaban en un entorno creativo modesto a nivel medios, aprovechándose del abaratamiento de costes en la producción musical para dar a luz obras tan memorables como personales. Cuando se pasaron a Domino, se ve que cayeron bajo el influjo de los presupuestos holgados. Enseguida se subieron al carro de la grandilocuencia, de los discos conceptuales con orquestas sinfónicas de por medio. No tengo por qué quejarme de esto, tanto Loud City Song como America son dos discazos, pero son discazos que se parecen más a otros discazos. Mas dinero resultó en mayor ambición, pero también en mayor homogeneización.
Vista Magical Girl, se puede decir que Carlos Vermut no ha sido víctima del “efecto Domino Records”, más bien todo lo contrario. Respecto a Diamond Flash, la nueva película presenta menos personajes, menos tramas, menos diálogos, menos saltos narrativos… El dinero no se ha utilizado en este caso para hacer algo más grande, sino que ha ayudado a que todo luzca más intenso, más pulido, mejor interpretado… en definitiva más cercano a como el realizador pudo haber imaginado la película. Cada frase y cada plano quedan fijados en la cabeza del espectador con tanta fuerza que casi da miedo, pienso que con haberla visto una sola vez recuerdo nítidamente casi la totalidad de los diálogos, así como ciertas estampas de gran poderío simbólico-narrativo.
Si Magical Girl anida en la cabeza del espectador tanto tiempo es porque ese minimalismo expositivo viene cargado de contenido. De manera casi subterránea a la vez que incisiva, la película toca muchos palos a la vez, fusionando universos cinematográficos aparentemente disjuntos. En ese sentido, y aunque se trata de películas muy distintas, podríamos hermanarla con A Touch of Sin. Ambos films mezclan crónica social, cine de género y un acentuado simbolismo en un todo tan bello como relevante en cuanto al tiempo que nos ha tocado vivir.
En definitiva, si Diamond Flash fue un diamante en bruto, Magical Girl es la pequeña y valiosa joya que ha salido de pulir dicho diamante. Personalidad autoral concentrada, sin aspavientos, sin ínfulas, sin pretensiones de establecer “un antes y un después”… Simplemente una historia que nadie más que Carlos Vermut te puede contar.
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