Frank Miller

Image Comics: 1992-2012

Image - 1992-2012

A estas alturas de año, supongo que todo aficionado al cómic americano que se precie se habrá enterado de que Image Comics está de aniversario. 20 tacos, nada menos.

En lo personal, la efeméride ha supuesto una auténtica sacudida emocional: Yo viví el nacimiento de Image ya como fanboy de pleno derecho, que compraba en librerías especializadas, leía la Comics Scene e intentaba sacar todo el partido que podía a mis (escasos) conocimientos del inglés para “descifrar” algún que otro comic-book de importación que caía en mis manos. En cierto modo, la historia de Image es un reflejo de la historia del tebeo mainstream americano desde que yo soy “consumidor informado” de ese producto, y no podía dejar de dedicarle unas líneas al asunto.

Los fundadores de Image

Los orígenes de Image fueron creativamente discretos: siete dibujantes hot que trabajaban para Marvel no se sentían económicamente valorados por la empresa y deciden fundar la suya propia. Asistidos “profesionalmente” por familiares y amigos en las labores de escritura y edición (mítico Brandon Choi!), sus esperadísimos lanzamientos consistieron básicamente en “versiones propias” de X-Men y/o material “grim and gritty” réplica de lo que ellos creían que hacían Alan Moore o Frank Miller. Horroroso en el sentido más peyorativo del término… pero picamos en masa y ellos cumplieron rápidamente su objetivo de llenarse los bolsillos. Con todo, he de romper una lanza por Erik Larsen y su “Savage Dragon”, la única de las cabeceras “fundacionales” con personalidad propia y hecha desde el corazón (el corazón de un friki, claro); aún hoy Larsen no se ha apeado del carro con casi 200 episodios de la serie a sus espaldas.

Los inicios de Image

Pocos meses después de la puesta en marcha de la compañía, el grueso de los miembros fundadores dejaron los bártulos de dibujo para controlar sus respectivos emporios desde los despachos. Dentro de la editorial madre surgieron subsellos donde subalternos de estilo clónico a Lee, Silvestri y Liefeld producían multitud de tebeos infumables que expandían los universos de ficción “creados” por sus jefes. Contra todo pronóstico, de semejante escenario salieron algunas cosas buenas: ciertos artistas, ahora respetados, tuvieron la libertad suficiente para forjar allí su personalidad gráfica; por otra parte, el déficit de guionistas de calidad que sufría la editorial unido a la inactividad de Alan Moore por enfado con Marvel y DC favoreció una improbable relación entre ambos que dio lugar a un puñado de buenos tebeos. Paralelamente a los movimientos de “los grandes”, la editorial iba acogiendo poco a poco proyectos más indies, como “The Maxx” o “Astro City”.

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Los años siguientes fueron económicamente turbulentos para Image y la industria del comic-book en general. Estalló la burbuja especulativa, Marvel entró en bancarrota y por diferente motivos, dos de los grandes pilares de la compañía como eran Rob Liefeld y Jim Lee abandonan el barco llevándose sus respectivos subsellos a otra parte. Los motores McFarlane Productions y Top Cow (Silvestri) seguían funcionando, pero la masa de títulos “autónomos” de autores (nuevos y consagrados) que elegían Image como editorial crecía y crecía. Surgió la paradoja: Image nació para que los autores se independizaran de las majors, pero en ese punto de su historia, se convirtió en la principal cantera de Marvel y DC. Ciertos autores de carácter emprendedor utilizaban sus creator owned series para llamar la atención y agenciarse una plaza dentro del staff creativo de los X-Men, Batman o lo que saliese… y desde que Quesada tomara las riendas de Marvel a principios de siglo XXI, renovando y reflotando la compañía,  las oportunidades se multiplicaron. Estar en Image “cundía”, pero no al mismo nivel que cundió a sus fundadores: podías hacerte un nombre en el mundillo del cómic, pero difícilmente ibas a hacerte rico montándote tu propia franquicia.

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El mundo da muchas vueltas, y el estatus editorial de Image comienza a cambiar según avanza el siglo. En 2003 un encumbradísimo Mark Millar, que lo estaba petando con sus excelentes Ultimates en Marvel, elige a Top Cow/Image para lanzar “Wanted”, el más potente de una batería de títulos de creación propia con los que inicia la marca Millarwold, totalmente orientada a generar franquicias explotables cinematográficamente; en poco más de tres años, “Wanted” se estrena en cines. Por otra parte, el ahora célebre Robert Kirkman, obtiene su promoción a Marvel con resultados bastante discretos: sus tebeos para la Casa de las Ideas no convencen demasiado, sin embargo sus series Image “Invincible” y sobre todo “The Walking Dead” crecen en popularidad, convenciendo a crítica y público. Mientras tanto, la masa de títulos indies sin pretensiones comerciales extratebeísticas aumentaba en cantidad, calidad y bizarrez: Mike Allred migra a Image su universo Madman; Joe Casey, fuera de la primera plana y económicamente liberado gracias a su condición de cocreador de Ben 10, da allí salida a sus experimentos tebeísticos, siempre acompañando de interesantes dibujantes de heterogéneos estilos; Brandon GrahamShaky Kane o James Stokoe contribuyen con material “raruno” que a nadie extrañaría ver editado por Fantagraphics.

Nadie prestó demasiada atención a los movimientos de Millar, pero el exitazo de la adaptación televisiva de “The Walking Dead” (en antena desde 2010) hizo cambiar de idea a más de uno respecto al tema de las franquicias viables. Un número cada vez mayor de autores asentadísimos (y respetadísimos) en el mainstream superheroico dan a conocer sus planes de “salida ordenada" de títulos importantes a los que han dedicado años para centrarse en proyectos propios: Ed Brubaker, Brian K. Vaughan, Brian Hitch, Grant Morrison han estrenado o están a punto de estrenar serie en Image.

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En 20 años, Image ha evolucionado de una Marvel tróspida para mayor gloria (pecuniaria) de sus fundadores a un espacio donde ebullición creativa y explotación económica  conviven en armonía. No hay mejor metáfora para entender la situación actual del la compañía que el (enésimo) relanzamiento de los Extreme Studios liefeldianos: el gran Rob! ha puesto un puñado de sus series “históricas” en manos de autores independientes para que hagan con ellas lo que les dé la gana… y la cosa está saliendo bastante bien en todos los aspectos.

Prophet 1993 vs Prophet 2012

Para terminar, quiero dejar constancia que Image constituye como el 80% del material “de grapa” que consumo actualmente. En lo que a mi respecta, que sigan en esta línea. IMAGE VA BIEN.

Frank Miller, Alan Moore, Quentin Tarantino… ¿Park Chan-Wook?

Seguro que al consumidor (sub)cultural curtido le vendrá rápidamente a la cabeza lo que tienen en común los tres primeros nombres del título del post: Se trata de autores que en un momento dado de sus carreras  han producido obras de tremendo impacto en sus respectivos medios. Trabajos que, por su arrollador éxito de crítica y  público, han alcanzado un alto nivel de penetración cultural y han servido de “modelo de trabajo” a otros autores del ramo… y ahí viene lo chungo.

Batman - The Dark Knight Returns 10th Anniversary Edition - página 52 Spawn #11 - página 11 En TDKR salía Batman armado. Después vinieron las malinterpretaciones.

Exceptuando una minoría que ha conseguido asimilar las enseñanzas de esos maestros para integrarlas en un discurso propio, la mayoría de los “iluminados” por “The Dark Knight Returns”, “Watchmen” o “Pulp Fiction” se han limitado a copiar lo que más le gustaba de esas obras sin el talento necesario para combinar y manejar los recursos que han tomado prestados y sin más criterio que el “¡Esto va a molar mucho!”. Así, en los noventa y parte de los dosmiles hemos tenido que soportar ingentes cantidades de infumables tebeos de superhéroes grim and gritty y un buen montón de insulsas películas ambientadas en el mundo del hampa con historias entrecruzadas y diálogos supuestamente ocurrentes.

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En mis últimas experiencias como espectador de thriller coreano, he llegado a la conclusión de que Park Chan-Wook se ha convertido en miembro de pleno derecho de ese selecto club de autores que, en contra de su voluntad, han creado monstruos. El éxito de su “Oldboy” en el ya lejano 2003 ha marcado tendencia en su país. Desde entonces, allí no paran de estrenarse (y exportarse) hiperviolentos thrillers de impecable factura y elegantísimo estilo visual. Da la impresión que con cada nuevo film, sus autores quieren ir un paso más allá de lo visto hasta el momento: más violencia, más degradación moral, más prodigio técnico, más adrenalina… pero también más gravedad, más solemnidad, menos humor (negro), menos ironía, menos conciencia autoparódica… En resumen: películas que se han despegado de lo que hizo grande a su modelo original. 

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Dos buenos ejemplos de lo que cuento son las recientes “Encontré al Diablo” (Kim Jee-woon, 2010) y “The Yellow Sea” ( Na Hong-jin, 2010). Películas que demuestran que el país donde fueron hechas se ha erigido como una superpotencia cinematográfica capaz de dar lecciones a la todopoderos industria de los EE.UU. incluso a la hora de poner en escena secuencias de acción, y ya no digamos en lo que se refiere a producir un cine masivo que no se burle de la inteligencia de  la masa. Pero las películas anteriormente comentadas están absolutamente salidas de madre, cargadas de violencia que no se justifica de ninguna manera, ya sea desde la épica y el humor más o menos subterráneo (tipo Tarantino o Chan-Wook )  o  emitiendo un discurso nihilista creíble acerca de la condición humana (como Fincher) . Son simple y llanamente, blockbusters de la hiperviolencia, y no molan por muy bien hechos que estén.

Frank Miller’s Holy Terror

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En los comentarios del post sobre “Prison Pit” en este blog, Toni Bascoy decía acertadamente:

“Parece que hay una nueva corriente en USA, unos tipos muy iconoclastas y medio pirados que se están enfrentando a ese acabado tan exquisito de Ware y su cohorte de seguidores a base de comics que parecen hechos de forma automática, desde un subconsciente medio perjudicado, llenos de manchones y vías muertas. Parecen fantasías preadolescentes, donde sexo y violencia se confunden y solapan.”

Una vez leído el “Holy Terror”, no puedo dejar de pensar en Frank Miller como nuevo miembro de pleno derecho de este “movimiento” que apela al infraconsciente atávico para hacer comics. Es más,  “DK2” podría considerarse un precedente de esta manera de proceder, al menos en su (discutidísimo) apartado gráfico.

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Frank Miller vs. Brian Chippendale

Pero a diferencia de Brian Chippendale, C.F. o Johnny Ryan, Miller es viejo y está muy cabreado. Como un Bruce Wayne incapaz de asumir la muerte de sus padres, Miller todavía no ha superado el 11-S, y “Holy Terror” es su infernal fantasía de venganza hacia el terrorismo islámico. Una fantasía que parece no haber sido procesada para su traslación a comic, descontextualizada, con un argumento incoherente y salpicada de fugas eróticas sadomasoquistas. Del cerebro al papel sin ningún tipo de filtros.

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La habitual componente satírica de Miller desaparece. “Holy Terror” respira resentimiento y desdén hacia la cultura islámica,pero tambíen reproche hacia la cultura occidental, que el autor acusa de blanda frente al tremendo enemigo con el que tiene que lidiar. Su pensamiento puede resumirse en una secuencia de dos viñetas incluida en el tebeo: en la primera, un grupo de jóvenes occidentales en el cine disfrutando de “Transformers”, en la siguiente, la juventud islámica enfurecida practicando una lapidación. “Holy Terror” es ideológicamente aberrante pero artísticamente fascinante. Para el lector es una conexión en crudo y sin cesura con la mente de Frank Miller a través del lenguaje del tebeo. Si lo que encontramos en ese oscuro lugar no es de nuestro agrado, ya es otro debate.

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Respecto al estilo gráfico, podemos ver cierta evolución hacia el garabato. Frente a la predominancia de  trazos gruesos en el “DK2”, en esta nueva obra vemos muchas viñetas que parecen dibujadas a Bic naranja. Tampoco faltan página llenas de manchones de tinta informes, y la rotulación parece hecha a mano de manera semiprofesional. Es como si el tebeo tuviese más sentido presentado como fanzine que como novela gráfica en tapa dura.

Holy Terror - Frank Miller

Pese a la mala recepción crítica que está teniendo “Holy Terror”, recomiendo su lectura, aunque solo sea para satisfacer el apetito voyeur del lector hacia el autor.

About DK2

Frank Miller - Batman The Dark Knight Strikes Again

“El DK2 la verdad es que lo leí y me pareció una mierda impresionante. Y un día, cuando iba por la octava lectura o así… joder, pues para ser una mierda es el tebeo de Miller que más veces me he leído. Y ahora que ya voy por la quinceava o así, la verdad es que me quito el sombrero ante ese tebeo […]”

David Rubín presentando “El Héroe” en Generación X (Madrid)

Aunque no lo he leído tantas veces, me siento plenamente identificado con su experiencia.

El Héroe

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Si no he posteado sobre “El Héroe” hasta ahora es porque tenía esperanza de conseguir en Internet algunos jpgs  de planchas o viñetas que hiciesen auténtica justicia de este tebeazo, y así ilustrar adecuadamente la reseña. Me gustaría colgar alguna de las 15 páginas que conforman la secuencia de lucha entre Heracles y la Hidra, o la parte en la que nuestro héroe pone la canción “Heroes” de Bowie en su iPod antes del último asalto a los monstros marinos, o alguna que muestre la particular versión de David Rubín para el reino de las Amazonas… Por desgracia no dispongo de ese material digitalizado, ni estoy dispuesto a sacrificar en el escáner el precioso volumen editado por Astiberri que tengo en mi poder, así que se tendrán que conformar de momento con la magnífica portada de arriba  y la advertencia de que si no piensan hacerse con el libro se estarán perdiendo una de las mejores obras del tebeo español de la última década.

Libre de prejuicios “genéricos” y de limitaciones en cuanto a extensión, Rubín alumbra la obra que parecía estaba destinado a crear desde que empezó a dibujar cómics. Una visión absolutamente personal del mito de Heracles  de impresionante inventiva visual, pero que no termina en lo visual. La sutileza con la que el autor gallego toca terrenos aparentemente (recalco lo de “aparentemente”) vedados para una historia como ésta, lo elevan a un Olimpo tebeístico ocupado previamente por Frank Miller, Alan Moore (si va acompañado por dibujantes de altura), el tándem Morrison/Quitely y muy poquitos más.

Solo queda esperar ahora por la conclusión de la historia (apura con el tomo 2, David!!!) y que “El Héroe” tenga la repercusión que se merece a nivel internacional, porque en su tierra, en contra del refrán, ha sido profeta.

Shaolin Cowboy

 Shaolin Cowboy

Geof Darrow es artista extremadamente peculiar dentro del mundo del cómic. Sus obras se cuentan con los dedos de una mano (y sobran), y en ellas la parte literaria (casi siempre en manos de Frank Miller), tiene un peso mínimo, oscilando entre lo paródico y lo meramente testimonial. Pese a todo, el autor es uno de los más valorados del mundillo tanto por lectores como por sus propios compañeros de profesión. Las razones están claras: su sensacional sentido de la narración gráfica, y sobre todo, el enfermizo detallismo que pone en cada una de sus viñetas.

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Seamos realistas, por mucho Alan Moore, Cothias o Christin que tengamos, el tebeo es en esencia un medio visual, todo aquel que quiera dejar huella en la historia del 9º Arte  ha de tenerlo muy claro, y Darrow lleva esa máxima en los genes. Hablamos de un artista totalmente incompatible con los formatos de edición habituales; para que sus planchas luzcan en todo su esplendor deberían ser impresas a como mínimo tres veces el tamaño comic-book. En ellas se acumula una cantidad desorbitante de personajes y objetos colocados en magistrales composiciones, herederas a partes iguales de Stanley Kubrick, Robert Crumb o Moebius.

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"Shaolin Cowboy" supone su estreno como autor completo, con el mecenazgo de los hermanos Wachowsky, bajo el sello editorial Burlyman Entertainment, propiedad de éstos. Darrow se mueve en el círculo creativo de los controvertidos cineastas desde que diseñara para ellos buena parte del Universo Matrix. El artista  dejó una imborrable huella personal en la célebre trilogía (y por extensión en la cultura pop), pero también se nota que este nuevo trabajo suyo en cómic se ha visto influido por los hallazgos narrativos de sus jefes. Las orgías destructivas a las que nos tiene acostumbrados se ven ahora enriquecidas por un protagonista versado en la práctica de artes marciales. Darrow adapta el mítico "bullet time" a las páginas del tebeo, capturando los momentos más intensos y cinéticos de la acción: estelas de sangre tras la hoja de la katana, balas recién salidas de los cráneos, saltos wire-fu en el momento de máxima tensión…

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Olvídense del argumento, simplemente no lo hay. En este primer volumen  se encontrarán con un ex-monje shaolín de aspecto amigable y pasado conflictivo, viajando por el desierto a lomos de su burro parlanchín y encontrándose a cada poco con todo tipo de fauna (humana o no) que por una razón u otra, quieren verlo muerto. Aquí lo que interesa son los paisajes, las coreografías, los diseños de personajes… El autor se permite salidas de tarro gráficas como un combate de ju-jitsu entre un hombre y un cangrejo, una ciudad a lomos de un dinosario o ¡una splash page décupla!. Todo un festín para la vista.

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El recién salido tomo de Panini recopila los seis primeros comic-books americanos. Por allá el último número aparecido es el 7, y vista la (justificada) lentitud de Darrow, no tendremos volumen 2 hasta, por lo menos, 2010. Seguro que la espera valdrá la pena.

Reseñas Express: “300″, “Curse of the Golden Flower”

«300» (2007, Zack Snyder)
Dejando aparte debates sobre abusos estéticos y un flojo guión, «300» es pura esquizofrenia: Gay a la vez que homófoba. Denuncia la corrupción política y el imperialismo no sin glorificar la guerra y el concepto de «raza superior»… El film es un reflejo fiel de la perturbada mente del Frank Miller de los últimos años. Un Miller que ha pasado de ser el azote de la era Reagan en los 80 a defender la política bélica de Bush en la actualidad, enfrascándose incluso en la realización de una novela gráfica sobre ¡¡Batman vs. Al-Qaeda!!! .

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Zack Snyder es un tio listo. El sabía que llevar al cine el ambiente polémico que rodea a Miller en el mundo del cómic solo podía traerle cosas buenas, que se resumen en mucha publicidad gratuita. Para ello escogió la novela gráfica que reunía los mejores requisitos: Todo dios paseandose en taparrabos, el «mal» representado en forma de raza negra y sexualidad ambigua, sangre a borbotones… Resultado: fenómeno de taquilla a nivel mundial. Ojo al dato: A pesar del carácter ultraviolento del film, en USA, el 40% de sus espectadores han sido mujeres ¿Por qué será?… Qué listo eres Snyder!!!

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Perfecta para ver en una sesión doble con «Apocalypto» de Mel Gibson, otro personaje, que, para bien de los amantes de lo bizarro, ha perdido el norte.

«Curse of the Golden Flower» (2006, Zhang Yimou)
Zhang Yimou le ha cogido el gustillo a la épica histórica y las artes marciales aereas. En esta ya su tercera incursión en el género, recorta las bellas coreografias de combate para dar coba a intrigas palaciegas «a lo Shakespeare». Su tendencia a una gama cromática recargada alcanza en este film el paroxismo: predominio del dorado y rojo en escenarios que parecen extraídos de estados alterados de conciencia. Las escenas de wire-fu, pocas pero buenas. Me quedo con «La Casa de las Dagas Voladoras», pero ésta también vale la pena.

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