Asombrosamente oportuno el que dos películas que tratan el tema del doble coincidan en la misma temporada cinéfila. Un hecho “sincrónico” que aporta un extra de fascinación a las ya de por sí fascinantes Enemy (Denis Villeneuve, 2013) y The Double (Richard Ayoade, 2013). Como buen sistema binario doppelganger, ambas presentan insólitas similitudes (más o menos) superficiales, pero se desarrollan bajo idiosincrasias muy diferentes.
Tanto The Double como Enemy ostentan orígenes literarios. Adaptan respectivamente (y tomándose bastantes licencias, al parecer) El Doble de Dostoievski y El Hombre Duplicado de Saramago. No he leído ninguna de las dos novelas, pero sé que sus autores pueden conectase a través de lo kafkiano: Dostoievski como claro precursor y más que posible fuente de inspiración del célebre escritor checo; Saramago como uno de los escritores contemporáneos que más ha tomado de la obra de Kafka. Lo kafkiano está muy presente en ambas películas: El individuo aplastado por su entorno, integrado en una maquinaria que no puede comprender. Los personajes interpretados por Jake Gyllenhaal y Jesse Eisenberg se mueven en espacios urbanos que parecen extenderse hasta el infinito y viven en enormes edificios/colmena que despojan de personalidad a sus habitantes. Para reforzar el efecto despersonalizador, ambos directores han optado por una fotografía saturada y dominada por los tonos ocres. En definitiva, los dos films parten de un entorno base similar.
Dentro de esos parámetros ambientales, Villeneuve tira por el criptothriller. Ya puestos a mencionar referentes ilustres, hay mucho del Lynch de Carretera Perdida en Enemy, pero también del Cronenberg de Vinieron de de dentro de… . Dos claves: la narración como estado mental apartado de la literalidad y lo iincognoscible representado por una mezcla de hormigón y carne negra (y hasta ahí puedo leer). No caigan en la trampa, no intenten buscar un sentido a la película más allá del simbólico, de lo contrario acabarán frustrados. Lo que se pone en juego en Enemy es el concepto de identidad, ¿Qué es? ¿Qué valor tiene? La idea del intercambio, de poder ser otro sin que nadie se de cuenta de ello… ¿atrayente o aterradora?. Gyllenhaal interpreta su doble papel sirviéndose ante todo de la fisicidad, la gesticulación, la mirada; hay poco diálogo en Enemy, pero mucha intensidad física.
En el caso de The Double, el enfoque elegido por Ayoade es el de tragicomedia surrealista. La acción se desarrolla en un universo deliberadamente extraño, en una especie de régimen dictatorial retrofuturista. Eisenberg interpreta (al principio) a un arquetípico funcionario alienado, totalmente aplastado por la maquinaria del sistema y por sus obligaciones familiares. Sin saberse muy bien de dónde, a este trasunto de Gregor Samsa le sale un compañero de trabajo físicamente idéntico, pero dotado de una malicia y unas aptitudes sociales inexistentes en la “versión original”.
The Double orbita alrededor de la angustiosa idea de que para alcanzar tus metas has de renunciar a tu propia identidad, que a lo mejor dichos objetivos vitales son incompatibles con tu persona, y para llegar a ellos has de dejar tus principios y tu forma de ser a un lado. Pese a su tono cómico, resulta más terrorífica que Enemy. Lo que en la de Villeneuve era fascinación e incertidumbre se convierte aquí en sentimientos de frustración, usurpación e injusticia. Ayoade roza con los dedos los mejores momentos del triunvirato Kaufmann/Jonze/Gondry, haciendo gala de un sentido del humor jodidamente amargo. Por su parte, Eisenberg lo borda en su tarea de diferenciar ambos papeles, con la complicación añadida de que ambos personajes visten y van peinados exactamente igual. Una de sus mejores herramientas para conseguirlo es su capacidad verbalizadora, que tanto le sirve para hablar con torpeza como para soltar largas parrafadas a la velocidad del rayo.
Dicho esto, solo me queda soltar el chascarrillo inevitable : Estas pelis conforman la sesión doble más interesante de la temporada. Vean las dos y opinen cual es su favorita. Mi voto es para The Double.
Yo también me quedo con The Double, sobre todo por el sentido del humor.
Y lo maravilloso es que a través de ese humor consigue transmitir más chunguez y amargura que «Enemy». Muy al estilo de lo que hace Charlie Kaufman…