David Cronenberg

Dobles

Enemy The Double

Asombrosamente oportuno el que dos películas que tratan el tema del doble coincidan en la misma temporada cinéfila. Un hecho “sincrónico” que aporta un extra de fascinación a las ya de por sí fascinantes Enemy (Denis Villeneuve, 2013) y The Double (Richard Ayoade, 2013). Como buen sistema binario doppelganger, ambas presentan insólitas similitudes (más o menos) superficiales, pero se desarrollan bajo idiosincrasias muy diferentes.

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Tanto The Double como Enemy ostentan orígenes literarios. Adaptan respectivamente (y tomándose bastantes licencias, al parecer) El Doble de Dostoievski y El Hombre Duplicado de Saramago. No he leído ninguna de las dos novelas, pero sé que sus autores pueden conectase a través de lo kafkiano: Dostoievski como claro precursor y más que posible fuente de inspiración del célebre escritor checo; Saramago como uno de los escritores contemporáneos que más ha tomado de la obra de Kafka. Lo kafkiano está muy presente en ambas películas: El individuo aplastado por su entorno, integrado en una maquinaria que no puede comprender. Los personajes interpretados por Jake Gyllenhaal y Jesse Eisenberg se mueven en espacios urbanos que parecen extenderse hasta el infinito y viven en enormes edificios/colmena que despojan de personalidad a sus habitantes. Para reforzar el efecto despersonalizador, ambos directores han optado por una fotografía saturada y dominada por los tonos ocres. En definitiva, los dos films parten de un entorno base similar.

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Dentro de esos parámetros ambientales, Villeneuve tira por el criptothriller. Ya puestos a mencionar referentes ilustres, hay mucho del Lynch de Carretera Perdida en Enemy, pero también del Cronenberg de Vinieron de de dentro de… . Dos claves: la narración como estado mental apartado de la literalidad y lo iincognoscible representado por una mezcla de hormigón y carne negra (y hasta ahí puedo leer). No caigan en la trampa, no intenten buscar un sentido a la película más allá del simbólico, de lo contrario acabarán frustrados. Lo que se pone en juego en Enemy es el concepto de identidad, ¿Qué es? ¿Qué valor tiene? La idea del intercambio, de poder ser otro sin que nadie se de cuenta de ello… ¿atrayente o aterradora?. Gyllenhaal interpreta su doble papel sirviéndose ante todo de la fisicidad, la gesticulación, la mirada; hay poco diálogo en Enemy, pero mucha intensidad física.

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En el caso de The Double, el enfoque elegido por Ayoade es el de tragicomedia surrealista. La acción se desarrolla en un universo deliberadamente extraño, en una especie de régimen dictatorial retrofuturista. Eisenberg interpreta (al principio) a un arquetípico funcionario alienado, totalmente aplastado por la maquinaria del sistema y por sus obligaciones familiares. Sin saberse muy bien de dónde, a este trasunto de Gregor Samsa le sale un compañero de trabajo físicamente idéntico, pero dotado de una malicia y unas aptitudes sociales inexistentes en la “versión original”.

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The Double orbita alrededor de la angustiosa idea de que para alcanzar tus metas has de renunciar a tu propia identidad, que a lo mejor dichos objetivos vitales son incompatibles con tu persona, y para llegar a ellos has de dejar tus principios y tu forma de ser a un lado. Pese a su tono cómico, resulta más terrorífica que Enemy. Lo que en la de Villeneuve era fascinación e incertidumbre se convierte aquí en sentimientos de  frustración, usurpación e injusticia. Ayoade roza con los dedos los mejores momentos del triunvirato Kaufmann/Jonze/Gondry, haciendo gala de un sentido del humor jodidamente amargo. Por su parte, Eisenberg lo borda en su tarea de diferenciar ambos papeles, con la complicación añadida de que ambos personajes visten y van peinados exactamente igual. Una de sus mejores herramientas para conseguirlo es su capacidad verbalizadora, que tanto le sirve para hablar con torpeza como para soltar largas parrafadas a la velocidad del rayo.

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Dicho esto, solo me queda soltar el chascarrillo inevitable : Estas pelis conforman la sesión doble más interesante de la temporada. Vean las dos y opinen cual es su favorita. Mi voto es para The Double.

Beowulf

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Se intuye desde la portada. La esperadísima adaptación de Beowulf, obra de Santiago García y David Rubín, es una novela gráfica en la que impera la dualidad: Beowulf/Grendel, García/Rubín, literatura/cómic, antigüedad/modernidad… Para explicar mejor esa naturaleza dual, recurriré a otros dos tebeos que me vinieron a la cabeza mientras leía el que nos ocupa.

El primero, la adaptación del Génesis bíblico por parte de Robert Crumb. Allí se nos presentaba una pieza de proto-literatura trasladada a otro medio de expresión, pero absolutamente libre de variaciones que la pudieran aproximar al modo de pensar actual. Ese primitivismo literario e ideológico como núcleo de un artefacto cultural moderno  produce un intenso shock en el lector, un shock altamente revelador. La adaptación de Beowulf  de García/Rubín no llega a tales extremos de literalidad respecto a la fuente, pero se mantiene muy fiel a la misma, evitando añadidos revisionistas que la pongan más en contacto con el presente. Ojo, no pretendo ir aquí de experto en literatura inglesa antigua, sobra decir que no he leído el poema original ni tengo capacidad para ello. Simplemente infiero esta naturaleza “primitivista” de la lectura de la obra y su comparación con otras adaptaciones más dadas al revisionismo como la también excelente película de Robert Zemeckis. En todo caso ese shock cultural está ahí, como en el Génesis de Crumb.

La segunda obra relacionada sería We3, de Grant Morrison y Frank Quitely. Se trata de un tebeo altamente experimental en su narrativa, que viene cargado de conceptos que invitan a la reflexión, pero estas ideas se articulan, sobre todo, a través de impresionantes secuencias de acción excelentemente narradas y coregrafiadas. En ese tebeo, además, los protagonistas son animales, y los autores ponen especial empeño en que el lector experimente la historia desde su punto de vista. Ni que decir tiene que las escenas de acción en Beowulf son largas y espectaculares; era de esperar visto lo visto en El Héroe. Pero a diferencia de la anterior obra de Rubín, ahora todo es  estética y narrativamente más concentrado, poniendo  énfasis en un pequeño número de elementos que quedan perfectamente (y cuando hace falta, espectacularmente) definidos: recreación de ambientes desnudos de lo no esencial,  la idiosincrasia psico-física de Grendel y demás monstruos en contraposición a la de Beowulf, la visceralidad de las batallas…

A parte de todo esto, el tebeo hace gala de recursos narrativos avanzados que fluyen con naturalidad, que multiplican la densidad informativa sin resultar engorrosos. A nivel plástico la cosa tampoco se queda corta: en ocasiones las planchas toman apariencia de pinturas abstractas “neocárnicas”, fusionando las sensibilidades de Jackson Pollock o Francis Bacon con los aquelarres de carne imaginados por Clive Barker, H. R. Giger o David Cronenberg.

En conclusión, de entre todas las dualidades presentes en este Beowulf, la más relevante es su fusión de literatura primitiva y cómic de vanguardia. Lograr que el cruce de ambos universos funcione bien no está al alcance de cualquiera, pero este par de “figuras” lo han conseguido con nota.

Postermania (XXIV)

Casi cinco meses desde el último Postemania. Evidentemente, mi tumblr ha tomado el testigo para estos temas. De todas formas, para seguir la tradición posterófila de este blog, dejo una batería de “buena mierda” recopilada en los últimos meses:

David Rubín ilustra el cartel de la actuación de !!! en el festival Rock en Seine. Acertado concepto:

David Rubín - !!!

 

Ídem para Lola Lorente con el suyo para Nine Inch Nails:

Lola Lorente - NIN

 

Pasamos al siempre interesante mundo de las versiones niponas de carteles cinematográficos. Tenemos el de Punch-Drunk Love (serie completa aquí):

Punch-Drunk Love

 

Más Cronenberg (ya posteé algunos con anterioridad):

Crash

 

Repulsión, de Polanski:

Repulsion

 

…y el de la (muy cuestionada) peli de Twin Peaks:

Twin Peaks - Fire walk with me

 

Misma peli, distinto país. Versión italiana, muy giallo, de Fuego camina conmigo. De si se trata de una versión oficial o un fanmade, no me pregunten:

fuoco cammina con me

 

Para versión personal, esta maravilla de cartel para Speed Racer elaborado por Ryan K.:

Ryan k - Speed Racer 

 

Siguiendo con las versiones, esta simple pero escalofriante propuesta desechada para El Exorcista:

The Exorcist

 

…y esta otra de Pacific Rim, rindiendo tributo a Tiburón:

Pacific Rim

 

Pasamos a películas en el horno, a puntito de ser estrenadas. El minimalísticamente explícito de Nymphomaniac, lo próximo de Von Trier:

nymphomaniac

 

…y el impactante trabajo de David Sánchez para La Tumba de Bruce Lee:

CMYK básico

 

Cerramos con metapóster, el que anuncia una exposición de carteles en St. Louis. Obra del colectivo Doe Eyed:

Doe Eyed

Lo Mejor de 2012: Cine

Intramuros - Top 10 Cine 2012

Top 10 

10 Hara-Kiri: Muerte de un Samurai (Takashi Miike, 2011) Hara-Kiri: Muerte de un Samurai (Takashi Miike, 2011)
Una tremenda pieza sobre la falsedad y la hipocresía escondidas detrás de la palabra “honor”. Es un remake, pero a Miike le viene como anillo al dedo, demostrando que sabe contenerse cuando hace falta.
9 Diamond Flash (Carlos Vermut, 2012) Diamond Flash (Carlos Vermut, 2012)
La gran revelación española de la temporada. Vermut saca tremendo partido a los (supuestamente escasos) recursos de los que dispone para desplegar un extensísimo universo fantástico en off, sirviéndose fundamentalmente de escenas de diálogos con un soberbio reparto  femenino llevando el peso de los mismos. Otro cine es posible!!.
8 Casa de Tolerancia (Bertrand Bonello, 2011) Casa de Tolerancia (Bertrand Bonello, 2011)
Hauntología de la prostitución. Bonello explora el sentimiento de nostalgia (de lo no vivido) remitiéndonos a un universo misterioso y cruel hacia el que la nostalgia no parece tener cabida. Una vez vista la peli, cambiaremos de opinión.
7 Revenge: A Love Story (Wong Ching-Po, 2010) Revenge: A Love Story (Wong Ching-Po, 2010)
Depuradísimo thriller de amor/venganza que pone en entredicho la supremacía de Park Chan-Wook en éstas lides. Puro nervio, pura rabia incontenida y puro placer culpable cuando vemos al protagonista aplicando crueldad extrema sobre esa calaña abusadora de poder que tanto abunda por aquí en estos tiempos.
 
6 Take Shelter (Jeff Nichols, 2011) Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
El Apocalipsis va por dentro. Jeff Nichols lo comprende muy bien y nos lo cuenta a su manera: metaforizando el estado social de las cosas a través de simbología bíblica, con la enfermedad mental como puente. 
5 Shame (Steve McQueen, 2011) Shame (Steve McQueen, 2011)
Detrás de esta historia sobre la adicción al sexo se esconde un certero retrato del urbanita estándar del siglo XXI. Grandes interpretaciones y un inteligente diseño de producción “escondido” que dice muchas cosas casi sin que nos demos cuenta de ello. McQueen/Fassbender, gran tándem. 2 de 2.
4 Cumbres Borrascosas (Andrea Arnold, 2011) Cumbres Borrascosas (Andrea Arnold, 2011)
Arnold sale no solo airosa, sino triunfante de adaptar la recurrentemente adaptada mítica novela de Emily Brontë. Su receta: hacerlo como nadie antes lo había hecho, tirando del cámara en mano y poniendo especial énfasis en las pulsiones más primarias de sus protagonistas.
3 Holy Motors (Leos Carax, 2012) Holy Motors (Leos Carax, 2012)
El regreso por la puerta grande de un autor maldito. Una declaración de amor múltiple: al cine, al oficio de actor, a París… presentada en forma de fascinante bizarrada difícilmente descriptible. Interpretación(es) de Denis Lavant: tour de force es decir poco.
2 cosmopolis-bluish-poster Cosmópolis (David Cronenberg, 2012)
Visita guiada por el Apocalipsis a bordo de una limusina. Cronenberg confirma su mutación cinematográfica iniciada en “Un Método Peligroso”. Dos conceptos: abstracción y lenguaje; de ellos se sirve para explicar lo que está pasando aquí y ahora.
1 El Caballo de Turín (Béla Tarr, 2011) El Caballo de Turín (Béla Tarr, 2011)
La película FINAL. En mi experiencia cinéfila nunca he visto un fin del mundo tan aterrador como el que plantea Béla Tarr en su despedida como cineasta. Magistral narración sin diálogos, pero ojito al “monólogo” central: certero y devastador.

 

También me gustaron:
Batman: El Regreso del Caballero Oscuro, Parte 1 (Jay Oliva, 2012)
Berserk, La Edad de Oro I: El Huevo del Rey Conquistador (Toshiyuki Kubooka/Michael Sinterniklaas, 2012)
El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace (Christopher Nolan, 2012)
La Cabaña en el Bosque (Drew Goddard, 2011)
La Chispa de la Vida (Alex de la Iglesia, 2012)
Chronicle (Josh Trank, 2012)
La Cueva de los Sueños Olvidados (Werner Herzog, 2011)
En la Casa (François Ozón, 2012)
Damiselas en Apuros (Whit Stillman, 2011) 
De Óxido y Hueso (Jacques Audiard, 2012)
Dredd (Pete Travis, 2012) 
Extraterrestre (Nacho Vigalondo, 2012)
The French Kissers (Riad Sattouf, 2010)
Grupo 7 (Alberto Rodríguez, 2012)
Killer Joe (William Friedkin, 2011)
Looper (Rian Johnson, 2012)
Mátalos Suavemente (Andrew Dominik, 2012)
Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (David Fincher, 2012)
Prometheus (Riddley Scott, 2012)
Promoción Fantasma (Javier Ruíz Caldera, 2012)
[REC] 3 (Paco Plaza, 2012)
Resident Evil 5: Venganza (Paul W.S. Anderson, 2012)
Skyfall (Sam Mendes, 2012)
Young Adult (Jason Reitman, 2011)

Imperdonables omisiones (todavía no las he podido ver):
The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
El Señor (Juan Cavestany, 2012)
Más Allá de las Colinas (Christian Mungui, 2012)

Perlas “invisibles” (aún no estrenadas aquí, pero “disponibles”):
Amour (Michael Haneke, 2012)
Cloud Atlas (Hnos. Wachowski/Tom Tykwer, 2012)
Into the Abyss (Werner Herzog, 2011) 
Livide (Alexandre Bustillo/Julien Maury, 2011)
Michael (Markus Schleinzer, 2011)

Menciones especiales/comentarios/anotaciones:
España va bien
: A los listados de arriba les remito. Hace muchas temporadas que no fui tanto al cine a ver pelis españolas, saliendo contentísimo en la mayoría de los casos.

Limusinas: El vehículo cinéfilo de la temporada (con permiso del carro tirado por el caballo que Nietzche abrazó).

Ídolos juveniles en cosas serias: Robert Pattinson (“Cosmópolis”) y Mario Casas (“Grupo 7”) han dado sendos pasos adelante hacia el desencasillamiento.

[REC] 3: La parte inicial, la del bodorrio, cinema verité, pero muy muy verité de Dios.

Resident Evil 5: Venganza. La adaptación definitiva a cine de un videojuego. De museo de arte moderno (en breve le dedicaré un post).

Los Vengadores (Joss Whedon, 2012): Entiendo su éxito, lo que no entiendo es su elevación a los altares por parte de voces, digamos, “autorizadas”. Una buena química entre personajes elaborada a base “finos” diálogos cómicos no justifica obramaestrizar  una peli que, por lo demás, linda la idiosincrasia Bruckheimer en el sentido más peyorativo del término.

El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace: Nolan ha perdido un poco el norte en esta peli, con inéditas dosis de grandilocuencia, batiburrillo ideológico confuso (llegando a lo aberrante en algunos casos) y ex-abruptos épico-musicales marca Hans Zimmer  por un tubo… Pese a todo, la película ha resultado una rareza digna de verse y  ha generado interesantes debates. Ojalá el año que viene haya más como ésta.

Quiero ver en 2013:
After Earth (M. Night Shiamalan, 2013)
Antiviral (Brandon Cronenberg, 2012)
Los Amantes Pasajeros (Pedro Almodóvar, 2013)
Après Mai (Olivier Assayas, 2012)
Batman: El Regreso del Caballero Oscuro, Parte 2 (Jay Oliva, 2013)
Berberian Sound Studio (Peter Strickland, 2012)
Berserk, La Edad de Oro, partes II y III (Toshiyuki Kubooka/Michael Sinterniklaas, 2012)
The Conjuring (James Wan, 2013) 
Django Unchained (Quentin Tarantino, 2012)
Gravity (Alfonso Cuarón, 2013)
The Hangover Part III (Todd Phillips, 2013)
Her (Spike Jonze, 2013)
El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013)
The Host 2 (Park Myeong-Chan, 2013)
John dies at the end (Don Coscarelli, 2012) 
El Juego de Ender (Gavin Wood, 2013)
Kick-Ass 2 (Jeff Wadlow, 2013)
Knight of Cups (Terrence Malick, 2013)
Machete Kills (Robert Rodriguez, 2013)
Maps to the Stars (David Cronenberg, 2013)
Monsters University (Dan Scanlon, 2013)
Oblivion (Joseph Kosinski, 2013) 
Oldboy (Spike Lee, 2013)
Only God forgives (Nicolas Winding Refn, 2013)
Open Windows (Nacho Vigalondo, 2013)
Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)
Porco Rosso 2 (Hayao Miyazaki, 2012)
[REC] Apocalipsis (Jaume Balagueró, 2013)
Sin City: A dame to kill for (Robert Rodríguez, 2013)
Star Trek: En la Oscuridad (J. J. Abrams, 2013)
Stoker (Park Chan-wook, 2013)
Twelve Years a Slave (Steve McQueen, 2013)
Under the Skin (Jonathan Glazer, 2012) 

Anteriormente:
Lo Mejor de 2006: Cine
Lo Mejor de 2007: Cine
Lo Mejor de 2008: Cine
Lo Mejor de 2009: Cine
Lo Mejor de 2010: Cine
Lo Mejor de 2011: Cine

Cosmópolis

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La intro pollockiana da al espectador una pista de como debe afrontar el resto del metraje. “Cosmópolis” de Cronenberg, adaptación de la novela homónima de Don DeLillo, rezuma abstracción. Nos muestra a gente que vive abstraída del mundo, maneja dinero abstracto y ha provocado una crisis abstracta.

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El dinero ha perdido su cualidad narrativa”, explica el personaje interpretado por Samantha Morton. Personajes como Eric Packer (el vampírico Robert Pattinson ideal para el papel) juegan con el cibercapital, acumulan más riqueza de la que podrían gastar en mil vidas a costa de derrumbar económicamente países enteros. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué necesidad tienen de ello? ¿Hasta qué punto su status quo modifica su manera de verse a si mismos y al mundo que les rodea? Nadie lo sabe, porque son herméticos. Pueden permitirse un aislamiento total del mundo en sus limusinas insonorizadas, sus islas privadas y sus pisos altos. Son entidades tan abstractas como los bienes que manejan.

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Quizá lo que nos muestran Cronenberg/DeLillo en esta ficción alegórica se aproxime a ese mundo que nos es negado a la gente normal, o quizá no. Pero da una idea de por donde van los tiros.

Cine Teatral

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Coinciden estos días en las carteleras dos películas que comparten un par de características remarcables: Son adaptaciones de piezas teatrales y fueron dirigidas por sendos maestros indiscutibles del séptimo arte. Creo que vale la pena comentar lo que ha salido de estos procesos de conversión en base a la naturaleza de las obras originales y las soluciones aportadas por sus respectivos realizadores.

Un Dios Salvaje - Polanski dirigiendo

Por parte de Roman Polanski nos llega “Un Dios Salvaje”, adaptación de la minimalista pieza de Yasmina Reza: Dos parejas de padres se reúnen en el piso de una de ellas (única localización) para  resolver cordialmente una disputa entre sus respetivos hijos que terminó con uno de ellos agredido por el otro. Según pasan los minutos, la corrección política de los padres va desapareciendo en favor de la catarsis.

Atendiendo a su argumento, el material de base parece propicio para ser manejado por Polanski. Pero si nos adentramos un poco en el libreto nos damos cuenta que realmente los diálogos no dan la talla. Primero, porque no logran mantener el interés inicial durante la hora y media escasa de metraje, y segundo, porque  parecen escritos para complacer como espectadores a esa clase burguesa que por otra parte pretenden poner en evidencia. Más que para remover conciencias, todo está planteado para que el espectador salga del cine/teatro orgulloso de la altura intelectual que le ha proporcionado el haber asistido al espectáculo. Un tipo de comportamiento muy asociado, pese a quien le pese, al consumo cultural de  artes escénicas y conciertos de música culta. Obviamente, los dramaturgos contemporáneos saben en que mundo se mueven, y creo que Yasmina Reza escribió “Un Dios Salvaje”  pensando mucho en su público objetivo.

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Según leí, Polanski se tomó el carácter minimalista de la obra  (cuatro personajes y un solo escenario) como un desafío cinematográfico. En lo que respeta a las actuaciones ha salido muy bien parado, con un casting perfecto que ha dado lo mejor de sí, en especial Kate Winslet y Cristoph Waltz. Dónde no ha estado tan fino es en el aspecto puramente cinematográfico. Polanski ha demostrado ser un genio a la hora de posicionar la cámara y manejar la mirada del espectador, pero en esta ocasión el contexto ha podido con él. Con cuatro personajes hablando sin parar, juntos en la misma habitación en el 90% del metraje, poco margen de maniobra le quedaba. En este caso, no hay “toque Polanski”, sólo teatro filmado con buen oficio.

Un Método Peligroso - Cronenberg en el set

Pienso que David Cronenberg ha salido mejor parado con “Un Método Peligroso”, adaptación de “La Cura del Habla” de Christopher Hampton. De nuevo, se trata de material que parece hecho de encargo para Cronenberg: El cruce de caminos entre Sigmund Freud, Carl Jung y Sabina Spielrein planteado como un momento crucial en la evolución del psicoanálisis, con mucha mala praxis y lucha de egos de por medio.

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No sé hasta que punto se ha modificado el texto original para su conversión a guión cinematográfico, pero lo cierto es que el estilo clínico de los diálogos le viene al pelo a la quirúrgica narrativa visual de Cronenberg. La formalidad del lenguaje contrasta con la  la intensidad del conflicto emocional e intelectual en el que se ven sumidos sus tres protagonistas. Este elemento lingüístico forma parte de la seña de identidad más poderosa del film: su marco contextual. Da la impresión que los personajes piensan, hablan y actúan como auténticos pioneros del psicoanálisis, no como personajes estandar “de época”  que sueltan de vez en cuando algún chascarrillo sobre el inconsciente o el complejo de Edipo.

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De esta manera, Cronenberg saca adelante una película “de época” dotada de una dimensión alienígena poco común en este tipo de producciones, y lo consigue no a través de planos rebuscados, ni con secuencias oníricas y/o alucinatorias, sino  mediante dos recursos tan apegados a lo teatral como son el lenguaje y las interpretaciones. Por cierto, ojito a la Knightley, carne de Oscar.

Oruga

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Tratar el tema de la guerra en el cine es un asunto harto complicado. Las implicaciones sociales, económicas, morales e ideológicas asociadas a un conflicto armado son tan complejas y están tan sujetas a la subjetividad que es imposible no caer en la simplificación o en la ingenuidad cuando intentamos sacar conclusiones acerca de ello. En muchas películas, ese inevitable efecto reduccionista es tan acusado, que las deja hundidas en el terreno de la mediocridad. Ese no es el caso de “Caterpillar”, lo último del grandísimo realizador japonés Kôji Wakamatsu.

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Basándose en el relato corto “La Oruga” del genial Edogawa Rampo, Wakamatsu  alcanza altísimas cotas de complejidad y ambigüedad minimizando contexto, personajes y argumento: En un pequeño poblado japonés, durante la II Guerra Mundial, a una mujer le es devuelto su marido tras perder éste todas sus extremidades en el campo de batalla, así como la capacidad de oír y hablar. Tan simple como terrible.

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Con ese punto de partida, con gran parte de la acción discurriendo  dentro de la casa del matrimonio protagonista y cargando los dos  (estupendos) intérpretes principales con casi todo el peso dramático del film, resulta increíble ver como se despliega ante nosotros un inmenso fresco de lo que  supuso para Japón participar en esa terrible guerra. Esta todo allí: el culto al (falso) héroe, la alienación provocada por el “sentimiento nacional”, el infierno psicológico al que quedan sometidos los retornados y sus familiares…

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Con todo, el alcance del film no acaba ahí. Aprovechando la coyuntura de la amputación, Wakamatsu se adentra en terrenos neocárnicos dignos del Cronenberg más radical. No se corta a la hora de mostrar los momentos más íntimos de la pareja en todo lo relativo al cuerpo mutilado del soldado. A través de los horrores de la carne, consigue expresar el estado mental de los protagonistas, y por extensión de todo un país con asombrosa y espeluznante claridad.

Caterpillar - Suehiro Maruo

Parece que Suehiro Maruo ha adaptado a manga el mismo relato. Conociéndolo, es de esperar un resultado menos sutil pero mucho más desquiciado e instalado en la narrativa de la pesadilla que el de la peli que nos ocupa. No puedo esperar a tenerlo en mis manos. 

Tráiler:

Splice

La última de Vicenzo Natali es una de esas películas a las que, para sacar de su “penaniglorismo” crítico y comercial bastaría con introducirla en el mercado con la firma de un nombre de más enjundia. Pongamos en este caso el de David Cronenberg.

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Porque tras esa apariencia de película insustancial de “monstrua” y científicos locos, “Splice” tiene mucha mucha chicha. De hecho los que se esperen un slasher biotecnológico con sangre y muerte a borbotones van a quedar considerablemente decepcionados. El que la estrella de la función sea una mutante creada en laboratorio no debería desviar la mirada del espectador sobre sus creadores, convincentemente interpretados por dos actores de talla como son Adrien Brody y Sarah Polley.

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Natali no se queda en la tópica superficie con disgresiones éticas acerca de trabajar con material genético humano en el laboratorio, va mucho más allá. Esta peli va sobre la inmadurez, sobre tomar conciencia de ser responsable de una vida (in)humana, sobre el concepto de propiedad aplicada a los seres vivos, y también sobre el hecho de proyectar las frustraciones, miedos y deseos sobre un tercero más débil. Los personajes de Clive y Elsa se erigen como novísimos arquetipos de la clase acomodada en la era post-ideológica: inteligentes, hedonistas, nerds en el sentido cool de la palabra (como mola su pisito freakie) y que ven y viven la vida como algo que no se debe tomar demasiado en serio. Pero siempre hay puntos oscuros, que el director canadiense adapta al contexto del film con enfermizos y fascinantes resultados.

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Gantz

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Hace tiempo que quería abordar la lectura de «Gantz» de Oku Hiroya, un manga del que solo conocía vagamente su base argumental: Un grupo de personas «recién muertas» se materializan en una habitación  con una extraña esfera negra en su centro. Dicho artefacto les proporcionará armas y les enviará, quieran o no, a cumplir peligrosas misiones asesinas.

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Tras leer estos días unos cuantos tomos , llego a la conclusión que la bizarrez de su argumento se extiende con creces al resto de aspectos de este delirante y excesivo manga. Para que se hagan una idea de a que me refiero, ahí van una serie de conceptos que conforman la esencia de esta auténtica ida de olla:

Efecto «Lost»
Un poco injusto llamarlo así pues «Gantz»(2000) es muy anterior a la famosa serie de TV. Para que nos entendamos, me refiero al concepto «grupo heterogeneo de individuos obligados a sobrevivir en una realidad hostil totalmente ajena a su experiecia«.  Realmente el manga toma como fuente de inspiración la película «Cube» (1998), y así lo deja claro uno de los personajes cuando menciona el film mientras está en la habitación. Esta situación crea una atmósfera de desconcierto que deja al lector con unas ganas tremendas de saber qué diablos está pasando.

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Para reforzar todavía más estas sensaciones, el autor construye esta nueva realidad a base de surrealismo y no-sense: Pese a las seriedad de la situación, Gantz se comunica con sus soldados forzosos de forma infantil a la vez que despectiva. Según la enigmática esfera, los objetivos de las «cacerías» son alienígenas, sin embargo, presentan formas y actitudes totalmente disparatadas difícilmente asociables a un ejercito invasor venido del espacio. Los despistados protagonistas se encuentran con cosas tan raras como robots con forma de un popular cantante japonés que al oprimirles el pecho sacan pájaros gigantes por la boca,  un Buda asesino de 30 metros de altura o dinosaurios capaces de ponerse sobre dos patas y pelear como un ser humano.

Fantasía de poder adolescente
El protagonista de la historia, Kei Kurono es un salidísimo estudiante de instituto, objeto de las burlas de sus compañeros a causa de sus erecciones en momentos inoportunos, y que, para mas inri no se come un rosco. Aunque en un principio se ve superado por su nueva situación al servicio de Gantz, poco a poco le coge el gusto a la cosa: se le da muy bien matar bichos, en el campo de batalla es el puto amo, sus compañeras de batallón se lo rifan, y aplicando la experiencia adquirida en las cacerías, triunfa también en el instituto, dejando KO a cuanto abusón se topa en su camino. ¿Qué adolescente no firmaría por vivir algo así?  Si James Ballard escribiera «shonens» seguro que le saldría algo como esto.

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(mucho) Sexo y (mucha) Violencia
Si hubiera que elegir un tebeo que represente lo mejor posible el estereotipo de manga/anime cargado de sexo y violencia gratuita, ese sería sin duda «Gantz». Las batallas resultan en brutales carnicerías, con miembros amputados por doquier y un enfermizo detallismo a la hora de mostrar los desmembramientos y los impactos de los disparos.

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El autor no se priva en sacar a las protagonistas en pelota picada, y digamos que la elipsis no es un recurso que utilize mucho a la hora «narrar» los coitos. Aunque para sexo gratuito, las pin-ups ataviadas con «equipamiento Gantz» que usa como separadores de capítulos en los tomos del manga.

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La máxima sordidez en cuanto a sexo y violencia se da cuando ambos aparecen mezclados: violaciones cada dos por tres, chicas que se revelan como repulsivos demonios multiformes en pleno coito, Kurono concentrándose en las tetas de una de sus compañeras mientras le deshace (literalmente) la cara a uno de los «aliens»… vamos, nada que envidiar a los momentos más hardcore de la obra de David Cronenberg, Charles Burns o Clive Barker.

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Melting Pot referencial
Desde «Matrix» no he visto ninguna obra que acumule tal cantidad de referencias directas e indirectas hacia otros productos pop. Como en el célebre film, la originalidad del manga no está en los conceptos que utiliza, sino en como se mezclan para configurar algo único. La carga referencial es tan grande que la serie conforma un auténtico mapa del inconsciente colectivo pop japonés, reforzando si cabe el halo onírico presente en cada una de sus viñetas.

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En resumidas cuentas, por méritos propios «Gantz» se sitúa en lo más alto del pabellón bizarro, con el valor añadido de pertenecer a la esfera mainstream, donde resulta mucho más difícil sacar adelante este tipo de productos. Ya van publicados más de 20 tomos y parece que la cosa tiene cuerda para rato.  Pese a quien pese, ya se ha convertido en un clásico de la desmesura y la «irresponsabilidad artística».