Como casi todos sabrán, el Sónar de este año ha tenido dos sedes por primera vez en su historia: La “clásica” de Barcelona y una versión lite para A Coruña como parte de las celebraciones del Xacobeo 2010. Tras años seguimiento del festival a través de la prensa e internet, por fin he podido vivirlo en primera persona, aunque sólo fuera el último día. Les cuento mis impresiones:
Público: Juanjo Sáez tenía toda la puta razón en sus tiras. Mucha gente va al Sónar a exhibirse, a demostrar su “originalidad” en el vestir, en el peinar y en la pose, aunque casi todos los modelitos seguramente salgan de las páginas de alguna revista de tendencias. Mención especial para las camisetas, aquello parecía un concurso de “a ver quien la tiene más geek” (geek en el sentido molón claro). Independientemente de su gusto por la música electrónica, allí no podía faltar ningún moderno. En cuanto a asistencia, el número de espectadores se multiplicaba según pasaban las horas. Se notaba, que llegado un punto, eso de “ir por los artistas” o incluso “por modernez” quedaba eclipsado por la masa que iba a por fiesta y pura brasa.
Sonido: Un 10 para la acústica del ExpoCoruña. Espacio cerrado con tres escenarios simultáneos, dos de ellos enormes y conectados por pasillos sin puertas… ¡y el aislamiento era total!. Ni te enterabas de que a unos metros otra banda o DJ estaba “bourando” a tope. Agradable sorpresa en ese aspecto.
Flying Lotus: La sesión ofrecida por Steve Ellison me dejó clara la gran diferencia que puede existir entre escuchar música experimental en casita y vivirla en directo. Pese a la rareza de su obra, el productor angelino fue capaz de llevar a la numerosa audiencia al puro delirio rítmico. Ver a semejante masa de gente dando botes al compás de los amasijos de jazz, dub e IDM que emitían los bafles del pabellón devolvían la fe en que la buena música tiene vida más allá de las minorías.
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anbb: Lo que hicieron ayer Alva Noto y Blixa Balgerd da pleno sentido a la criticada (por pedante) etiqueta de “música avanzada”. Después de experimentar aquello, sientes que todo (pero TODO) lo que has visto con anterioridad en un escenario ha quedado obsoleto. Balgerd fraseaba, silbaba y emitía alaridos tan agudos que no parecían salir de una laringe humana. Alva Noto recogía el “material” suministrado por Balgerd, e instantáneamente lo cortaba, procesaba y transformaba para devolverlo a la corriente sonora del recital, dando la oportunidad a su colega de interactuar consigo mismo, en coros y duetos fantasmales, componiendo así piezas musicales improvisadas y editadas en tiempo real!. De vez en cuando, en las pausas, se abrazaban, y las sonrisas cómplices aparecían con frecuencia. Eran claramente conscientes de que estaban creando algo único y apabullante. El público aplaudía a rabiar, no por cumplir, con auténticas ganas. Todos teníamos la sensación de que estábamos asistiendo a algo realmente nunca visto y difícil de repetir. Simplemente fantástico.
Noche: Los que digan que la música electrónica está muerta deberían echar un vistazo a la que se montó ayer en horario nocturno. La muestra viva del valor que, en esta época de apocalipsis económico, se le da al disfrute puro y duro. Nada tocado con una guitarra puede equipararse al sonido de las máquinas a la hora de poner en marcha el delirio hedonista. Para ello no hace falta plantarse delante de sobrevalorados “rockeros” cincuentones que cobran millones por su presencia, solo es necesario un señor con unos platos, una mesa de mezclas y un portátil… eso si, con el ingenio y capacidad para guiar adecuadamente a la audiencia por los senderos del ritmo.
Dado el éxito del evento en estas tierras, ya se habla de continuismo. Lo veo difícil bajo la marca “Sónar”, pero ojalá algún promotor se anime a establecer en Galicia una referencia ineludible (al menos a nivel “local”) para los amantes de este tipo de música.
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