La nostalgia es un sentimiento poderoso, y los buenos vendedores lo saben muy bien. Solo puedo pensar en esta fuerza idealizadora del pasado y devoradora del presente para explicar el éxito crítico y popular de “Super 8”, un regreso al “amblinismo” perpetrado por J. J. Abrams y el propio Steven Spielberg. Un film lleno de referencias nada simuladas a “E.T.”, “Encuentros en la 3ª Fase”, “Los Goonies” y al mismo pasado amateur de esa generación de cineastas, encabezada por Spielberg y Lucas, que cambiaron el mainstream hollywoodense e inspiraron a montones de realizadores actuales para convertirse en lo que son ahora.
Todo muy bonito y emotivo sobre el papel, pero a “Super 8” le falta alma. Se trata de un artefacto nostálgico de puro corta-pega, que no solo no añade absolutamente nada a lo que vimos en los ochenta, sino que le resta aquella componente lúdico/emocionante/terrorífica que nos volvía locos de pequeños. Porque ni el misterio (erróneamente planteado a-la “Lost”) despierta curiosidad, ni el bicho de turno da miedo, ni los problemas de los chavales protagonistas “te llegan”, ni la conclusión emociona/sorprende en absoluto.
Para encontrar un producto reciente del mismo tipo pero sin las carencias de “Super 8” tendríamos que irnos a Finlandia. Allí, Halmari Helander estrenó el año pasado “Rare Exports” un largometraje basado en dos cortos suyos centrados en la figura de Santa Claus. Halmari tira de mitología explorando los orígenes de Santa más allá del constructo publicitario popularizado por Coca-Cola. En “Rare Exports” vuelve el monstruo original, temido por los niños, una situación de la que solo parece percatarse Pietari, un huérfano de madre criado en un entorno rural y nevado llena de gente ruda y pragmática poco dada a la fantasía. En la película están todos los elementos que convirtieron a las producciones Amblin en un referente generacional, pero presentadas desde un enfoque actual, en la que los niños ya no son tan inocentes y el cinismo en el mundo adulto es el pan de cada día.
Pese a toda la oscuridad inyectada respecto al modelo original de la factoría Spielberg, “Rare Exports” rezuma fantasía infantil. Nos traslada a una época mental en la que todo era posible y la imaginación volaba libre. Una pena que en España solo se haya proyectado en festivales y tengamos que recurrir a Internet para verla.
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