Seguramente que a lo largo de su vida (sub)cultural se han encontrado con alguna ficción en la que el contexto elaborado por el autor juega un papel fundamental en el desarrollo de la misma, y su importancia iguala o supera a otros elementos en teoría más relevantes, como el argumento o el desarrollo de personajes, a la hora de valorar la obra en conjunto. Probablemente, mientras leen esto les vendrá a la cabeza la más célebre representante de este tipo de ficciones: La trilogía de “El Señor de los Anillos”. Para contar su relato, Tolkien creó la Tierra Media, todo un mundo imaginario en el que no dejó ningún detalle al azar: geografía,, flora, fauna, cultura(s), historia… Una labor a todas luces impresionante que fascinó a millones de lectores de todos los rincones del planeta.
Personalmente, nunca me interesó demasiado el “Universo Tolkien”, así que mi primera aproximación a un mundo imaginario minuciosamente elaborado fue mediante el álbum de cómic “La fOntana y la sOnda” creación de François Bourgeon y Claude Lacroix. Estos autores imaginaron una futura civilización humana asentada en un planeta remoto, cuyo origen se remontaría a siglos atrás, cuando la Tierra comenzó a colonizar planetas compatibles con la vida. En este planeta, de nombre Olh, surge una extraña enfermedad mortal que se extiende a toda velocidad entre la población masculina, hasta el punto de acabar con la vida de Cobalto, heredero del régimen Olsimar, hermano de la caprichosa Cyann y novio de la arribista Nácara, las protagonistas de la historia.
Estas mujeres se verán enfrascadas en los preparativos del viaje al planeta ilO, donde creen puede estar el remedio a la enfermedad que amenaza con poner fin a su civilización. En el proceso se verán implicadas en una serie de intrigas político-conspiracionistas con los deO, comunidad portadora del conocimiento científico, rival de los Olsimar y sospechosamente inmune a las fiebres púrpuras.
Bourgeon ya había demostrado en el pasado su buen hacer a la hora de plasmar ambientes exóticos verosímiles y definir personajes femeninos con carisma. Si para sus series anteriores ("Los Pasajeros del Viento", "Los Compañeros del Crepúsculo"), se documentó a fondo acerca de las épocas en las que se desarrollaba la acción, en esta su primera aproximación a la ciencia ficción, recurrió a su amigo Claude Lacroix para componer un entorno ficticio de una complejidad inusitada: flora, fauna, vestidos, peinados, tradiciones, estructura social, tecnología… Todo perfectamente plasmado en unas planchas que son todo un festín para la vista.
Quince años después, con ya cuatro tomos y una "guía enciclopédica" publicados , Bourgeon y Lacroix siguen extendiendo su universo mas allá de Ohl e IlO sin mostrar síntomas de agotamiento. Que sigan por muchos años más.
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Intro (qué es Top30)
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