Barry Gifford

No cambies nunca

David Sánchez - No Cambies Nunca

En el post anterior hacía referencia al “rendimiento” que se le podía sacar a “3 Segundos” aludiendo a las relecturas necesarias para entrar en el juego que propone su autor en lo tocante a pillar todos los flecos de la historia. Con ello me viene a la cabeza otro libro digno de relectura provechosa, con menos ínfulas de grandeza que el de Mathieu pero de resultado artístico (aún) más satisfactorio. Se trata de “No cambies nunca” del gran David Sánchez.

David Sánchez - Portadas para Errata Naturae

El talento como ilustrador de Sánchez está fuera de toda duda. Sus portadas para la editorial Errata Naturae convierten a los libros que las portan en preciosos objetos que parecen estar llamándote desde los expositores de la librería para que te los lleves a casa. En su faceta de autor de cómics sorprendió con su ópera prima “Tú me has matado”, una perturbadora pieza de bizarre americana influenciada por los universos de David Lynch, Barry Gifford, Daniel Clowes o los Coen. Fue precisamente la sombra de esos grandes nombres la que eclipsó los hallazgos narrativos de Sánchez, proyectando sobre él una imagen de excepcional nuevo valor aún en proceso de búsqueda de voz propia.

David Sánchez - Tú me has matado

A estas alturas de la hipermodernidad ni que decir tiene que la  percepción de originalidad sobre un producto cultural se debe más a la cantidad, combinación y exoticidad de los referentes “elegidos” para crearlo que a una innovación, llamémosle pura, hoy día raramente alcanzable, pues ya se ha contado (casi) todo de (casi) todas las formas posibles. A lo mejor los referentes de “No cambies nunca” son más exóticos, más numerosos y/o han sido combinados con mayor audacia, a lo mejor su autor ha alcanzado esa enteléquica “voz propia”… no sé, pero de lo que no me cabe duda es que con su nueva obra, David Sánchez ha evolucionado a autor de primera fila en el excelentísimo panorama tebeístico patrio actual.

David Sánchez - No Cambies Nunca (2)

La sordidez infecta a la que nos tenía acostumbrados se convierte en sordidez antiséptica, higiénicamente malsana. Las mugrientas habitaciones de motel  se convierten en impolutas habitaciones de hospital y herméticos cubículos de experimentación, los desmembramientos en extirpaciones y la ciencia toma el testigo a la religión. Pese a este giro hacia un universo de tecnocrueldad estéticamente nítido, la historia se hace más borrosa, de una circularidad inabarcable,  que impulsa a la relectura compulsiva para intentar comprenderla completamente. Tengan cuidado, es una trampa, y cuando se den cuenta de ello, surgirá la verdadera infección, una infección en el inconsciente, donde todo quedará meridianamente claro, aunque crean lo contrario.

[Pueden leer las primeras páginas de “No cambies nunca” aquí.]

Top30 (XIX): Carretera Perdida

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A nivel de popularidad, 2001 fue un buen año para David Lynch. “Mulholland Drive”, ese piloto de TV  rechazado por la ABC, retocado con fondos franceses y reconvertido a película lo puso en el candelero como no estaba desde los ya lejanos tiempos de Twin Peaks. Hasta una nominación al Oscar le concedieron.

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Lo que casi nadie sabía (ni sabe) es que “Mulholland Drive” es realmente una nueva versión (o autoplagio, poniéndose malvados) de su anterior película, la bastante desconocida entonces “Carretera Perdida”. La alucinada estructura de ambas, que bascula entre la abstacción y el onirismo, esconde el mismo concepto clave: Una persona que intenta fugarse de su realidad para acabar dándose de narices de nuevo con ella.

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“Carretera Perdida” fue mi vía de entrada al Universo Lynch. El film no me pareció  fácil en absoluto, vamos, que a la primera no me enteré de nada. Recuerdo haberla visto en el salón de la residencia de estudiantes en la que vivía, lleno a barrote. El público fue cayendo hasta que solo quedamos cuatro o cinco al finalizar la sesión. Acto seguido rebobinamos el VHS y vuelta a empezar. Fue la segunda de muchas veces más en días posteriores. Demostrado: A Lynch lo amas o pasas de él como de la mierda.

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Para el recuerdo queda la frase “Dick Laurent está muerto”, la casa ardiendo “al revés”, los coitus interruptus, las cintas de video, la aparición estelar de Marilyn Manson, la banda sonora de Bowie, Trent Reznor, Barry Adamson el propio Manson y los entonces cuasi-desconocidos Rammstein… Pero si me tengo que quedar con algo es con el muy pasado de rosca primer encuentro entre Fred y el “Hombre Misterioso”, que se le aparecía de vez en cuando para ponerle los pies en la  tierra:

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Semejante obsesión con una peli resulta desproporcionada desde mi actual punto de vista acerca del “consumo cultural”. Pero no me arrepiento, porque gracias a ella descubrí un montón de “otro cine” fuera de los parámetros más o menos mainstream en los que me movía. Realmente marcó mi vida, al menos cinematográficamente hablando.

Cuando el grupito de lynchófilos analizábamos la película como posesos, nos comíamos el coco separando lo que era real y lo que fantasía del prota. Con los años comprendí mejor la naturaleza de este tipo de films, que hay que concebir como experiencias audiovisuales al margen de las narrativas convencionales  y donde se debe dejar trabajar al inconsciente y la intuición. Vistos así son los más sencillos del mundo.

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En fin, en los doce años posteriores he visto películas igual de buenas o mejores, pero sé que nunca disfrutaré de ninguna con tanta intensidad como lo hice con “Carretera Perdida”.

Anteriormente en Top30:
Intro (qué es Top30)
Ulises 31
Los 4 Fantásticos
Secret Wars
Transformers
Batman y los Outsiders
Batmanía
Dragon Ball
Darkseed
Parque Jurásico
John Byrne’s Next Men
Trilogía Nikopol
La fOntana y la sOnda
12 Monos
Pulp Fiction
Wipeout
Brut Comix
La Casta de los Metabarones
Ænima