Cine

Dos Biopics

Si hay un género cinematográfico que confiere a las películas adscritas a él cierta sospecha de truño, ése es el biopic. Las películas biográficas son extremadamente complicadas desde el punto de vista del realizador, éste tiene que enfrentarse a un montón de elecciones acerca de la proximidad con la realidad y  el personaje,   en las que cualquier opción puede ser cuestionada. Recientemente vi dos de estos biopics con unos planteamientos y resultados tan antagónicos que merece la pena reseñar.

Gainsbourg (vida de un héroe)

En el lado “regulero” tenemos “Gainsbourg (vida de un héroe)”, ópera prima de el eminente historietista Joann Sfar.  Viniendo de quien viene la autoría del film no nos puede extrañar la opción estilística escogida: fantasía desbocada, tanto en la puesta en escena como en los sucesos relatados. Sfar decide retratar a Serge Gainsbourg como el héroe romántico que parece haber creado esas canciones que todos conocemos. No se priva en tomar todas las licencias poético-visuales que suele utilizar en su obra gráfica… Nada que objetar en principio, lo malo es que no fue capaz de comprender que no estaba haciendo un tebeo sino una película, dónde los personajes son de “imagen real” y el ritmo viene impuesto por el metraje avanzando inexorablemente, no por un lector que decide cuando pasar página y cuanto se quiere parar a mirar tal o cual viñeta. El resultado: falto de ritmo con unos actores pretendiendo sin éxito convertirse en personajes dibujados. Una muestra palpable de lo alejados que están los lenguajes de cine y cómic.

Gainsbourg (vida de un héroe)

En el otro extremo se sitúa “Carlos”, de Olivier Assayas, producto audiovisual presentado simultáneamente como miniserie de televisión y película de 5 horazas.  Assayas nos cuenta los años de actividad del célebre terrorista Ilich Ramírez Sánchez (alias Chacal, alias Carlos) y lo hace con un pulso y una convicción en su planteamiento, que te da la impresión de que lo que estás viendo en la pantalla es tal cual lo que pasó. Pese a la considerable carga política presente en la vida de Carlos, en el film no hay posicionamientos ideológicos, solo hechos, los hechos en toda su complejidad, para que cada uno se saque sus propias conclusiones. Pero no se crean que se trata de un tostón filo-documental, “Carlos” tiene mucho nervio, tanto que somete al espectador a un brutal grado de inmersión en esa forma de vida de clandestinidad, riesgos, asesinatos y traiciones en las que vivió el venezolano.

Carlos

Tratándose de Assayas, no podían faltar en la peli las referencias al “ahora” más inmediato. Estando el film ambientado en las tres últimas décadas del siglo XX, el presente se manifiesta por pura comparación. Tengamos en cuenta que los personajes pretendían construir un futuro que ahora es presente. Una pasada de biopic (por extraño que suene).

Carlos

Para terminar, solo dejar claro que no pretendo aquí ensalzar la opción “realista” frente a la fantasiosa en el género de las biografías, simplemente reseñar dos productos que solo se pueden representar a si mismos. Como curiosidad, mencionar que si algo tienen en común ambos, son los bellezones que interpretan a las compañeras sentimentales de los protagonistas, no sabe uno con cual quedarse… o si:

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Futurisme,¡Ora!

¡Huir hacia adelante, sin mirar atras!. Esta frase, así con sus signos de exclamación es la que para mí mejor define el movimiento de vanguardia  de principios de siglo (XX) conocido como Futurismo.

Lampada ad arco (1909) - Giacomo Balla

Surgido en Italia, y evolucionando con no poca afinidad con el fascismo, sus valores filosóficos (“¡Viva la guerra!”,”¡Fuego a las bibliotecas!”…) no son muy apreciados que digamos, pero hay que admitir que, en muchos aspectos, el mundo  se ha vuelto extremadamente futurista por pura inercia… El caso es que recientemente me he encontrado con dos excelentes obras fuertemente vinculadas a esta corriente artística, aunque cada una a su manera.

La primera y más evidente es la película “Vincere” de Marco Bellocchio. Digo evidente porque Mussolini es uno de sus protagonistas y tanto los futuristas como sus consignas aparecen en ella de manera explícita. El director se sirve del dramatismo exagerado, la música enfática y una narrativa “urgente” para contarnos la historia de Ida Dalser, amante y colaboradora del dictador cuando éste no era más que un periodista con ansias “revolucionarias”. Una vez ascendido al poder, Mussolini abandona a Ida y al hijo de ambos, que no reconocerá. El meollo de “Vincere” está en la lucha de Ida por conseguir ese reconocimiento, a costa de su libertad y la mismísima cordura. Un periplo emocionante a la vez que terrorífico y perturbador, en el que no cabe la razón, solo tirar hacia adelante pase lo que pase sin pensar en las consecuencias.

Yuichi Yokoyama - Viaje

Por su parte, el manga “Viaje” de Yuichi Yokoyama también tiene su punto futurista, tanto por su rupturismo gráfico y narrativo como por su temática. “Viaje” cuenta eso, un viaje de tres individuos en tren, sin diálogos, sin argumento, pero con una obsesión clara por parte del autor: capturar la sensación de movimiento, de tránsito, de velocidad. Su idiosincrasia no podría estar mejor explicada que en el manifiesto futurista de Marinetti: “…un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”.

Yuichi Yokoyama - Viaje (2)

Yokoyama se las arregla para replicar con su abstracto trazo esos momentos únicos del viaje en tren: El sol entrando por las ventanillas en cambiante dirección e intensidad, las gotas de lluvia deslizándose sobre los cristales, los edificios pasando a toda velocidad, paisajes grandiosos que se descubren tras una curva o al salir de un túnel… una experiencia embriagadora… y muy futurista.

R.I.P. Satoshi Kon

Paprika (2006, Japan)
Directed by Satoshi Kon
Shown: Director Satoshi Kon

No soy muy de obituarios. En los casi cuatro años que llevo con el blog no he posteado una sola nota necrológica, pero creo que la prematura muerte del genial Satoshi Kon (46 años) bien merece unas líneas de duelo.

Porque en esta ocasión la tristeza no viene solo porque se nos ha ido un verdadero grande de la animación, sino también porque da la impresión de que al hombre le quedaba aún muchísimo que ofrecer. De sus comienzos como discípulo de Katsuhiro Otomo a principios de los noventa, fue evolucionando a una velocidad endiablada, llegando, en mi opinión, a superar a su maestro con esas dos joyas onírico-jungianas que son   “Paranoia Agent” y “Paprika”, obras que demostraron como pocas el auténtico potencial del cine de animación (en 2D para más inri) a la hora de abordar ciertos temas e historias en los que la “imagen real”, por mucho CGI que le chuten, no puede dar la talla.

En fin, nunca sabremos lo que nos hemos perdido. Solo queda esperar que siga vivo mucho tiempo en ese inconsciente colectivo que tanto le gustaba retratar (metafóricamente) en sus películas y que su legado sirva para inspirar  a futuras generaciones de autores. Sniff…

Fabuleux Destin

Amarga parábola sobre la inmigración realizada por Ivan Brun como encargo para un monográfico acerca de las relaciones entre el cine y el cómic. No se resistió a retorcer el concepto y llevarlo a su terreno:Fabuleux-Destin-1a-copie Fabuleux-Destin-1b-copie Fabuleux-Destin-2a-copieFabuleux-Destin-2b-copie

Pueden verlo aquí a mayor tamaño.

Inception

Fui a ver “Inception” (me cuesta llamarla “Origen”) con muchas sospechas. El tráiler aireado hace ya varios meses sugería una delicatessen visual muy deudora de “Matrix”, tanto en forma como en contenido. Daba la impresión de que Nolan nos iba a colar un refrito de la mítica obra wachowskiana ahora que la teníamos un poco olvidada. Todos los que piensen como yo pueden ir tranquilos a la sala de cine, pues pese a los evidentes puntos de contacto, casi se puede considerar que ambas pelis ni siquiera pertenecen al mismo género.

Inception

Porque “Inception” es ante todo, una película de robo y estafa (heist en inglés) con la peculiaridad de que, como dice su eslogan, la mente es el escenario del crimen. Si nos abstraemos del elemento sci-fi tenemos la estructura clásica del género: Un gran golpe que solucionaría la vida del protagonista, la búsqueda de un equipo a la altura, la elaboración de un complejo plan y por último, su puesta en práctica con múltiples e inesperadas complicaciones.

INCEPTION

Pero ¿que añade el contexto onírico? Primero, aporta cierto grado de profundidad al conflicto interno de Cobb (interpretado por DiCaprio), cuyas obsesiones se verán proyectadas en ese  alucinado espacio de trabajo que es el pensamiento inconsciente. Segundo, y más importante, ofrece la posibilidad de llevar a cabo un tour de force narrativo-visual que sin duda constituye el mayor atractivo del film. Nolan demuestra una vez más que cuando un presupuesto de blockbuster se pone al servicio de un buen planteamiento argumental y narrativo, el resultado deja con la boca abierta, pese a todos los peros que se le puedan poner al producto.

INCEPTION

En ese sentido, quizás el aspecto más endeble del film sea la excesiva cantidad de reglas que rigen la tecnología de infiltración onírica. Meter de golpe al espectador en un universo con tanta ley imaginaria dificulta en ciertos momentos alcanzar la suspensión de la incredulidad adecuada y produce inconsistencias argumentales. Pero olvídense del tema. “Inception” es ante todo una experiencia audiovisual de alto nivel que no deberían dejar pasar.

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Tráiler:

Splice

La última de Vicenzo Natali es una de esas películas a las que, para sacar de su “penaniglorismo” crítico y comercial bastaría con introducirla en el mercado con la firma de un nombre de más enjundia. Pongamos en este caso el de David Cronenberg.

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Porque tras esa apariencia de película insustancial de “monstrua” y científicos locos, “Splice” tiene mucha mucha chicha. De hecho los que se esperen un slasher biotecnológico con sangre y muerte a borbotones van a quedar considerablemente decepcionados. El que la estrella de la función sea una mutante creada en laboratorio no debería desviar la mirada del espectador sobre sus creadores, convincentemente interpretados por dos actores de talla como son Adrien Brody y Sarah Polley.

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Natali no se queda en la tópica superficie con disgresiones éticas acerca de trabajar con material genético humano en el laboratorio, va mucho más allá. Esta peli va sobre la inmadurez, sobre tomar conciencia de ser responsable de una vida (in)humana, sobre el concepto de propiedad aplicada a los seres vivos, y también sobre el hecho de proyectar las frustraciones, miedos y deseos sobre un tercero más débil. Los personajes de Clive y Elsa se erigen como novísimos arquetipos de la clase acomodada en la era post-ideológica: inteligentes, hedonistas, nerds en el sentido cool de la palabra (como mola su pisito freakie) y que ven y viven la vida como algo que no se debe tomar demasiado en serio. Pero siempre hay puntos oscuros, que el director canadiense adapta al contexto del film con enfermizos y fascinantes resultados.

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Dos (fascinantes) piezas breves

La intro de programa de TV y el tráiler, dos miniproductos audiovisuales cuyas funciones oscilan entre la propaganda, la imagen de marca y el  puro relleno. No por ello muchas de estas piezas dejan de rebosar genialidad. Hoy he visto dos muy buenas:

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La intro, la del programa “De buena ley” (juicios populares televisados, ya saben). Esas personas de la calle representadas como minúsculas figuritas, rodeadas por sobredimensionados objetos, símbolos de aquello que rige nuestras vidas y nos subyuga. Solo falta una mano gigantesca manejando las figuras (¿Dios?) para definir completamente la dimensión mítica del corto.

El tráiler, el que promociona “The Social Network”, la nueva de David Fincher, a estrenar en otoño. En ella se cuenta el siniestro origen de Facebook, esa pieza de software que demuestra que una idea realmente puede cambiar el mundo. Si de algo ha sido impulsora esta red social es de la hiperemotividad de todo a cien que podemos ver a diario en los “muros” de millones de abonados al invento. Los publicistas han utilizado esa poderosa  arma (cover de “Creep” mediante) para crear empatía con el usuario medio de Facebook en los primeros 30 segundos de la pieza, y después mostrarnos la naturaleza de los “men behind the curtain”, los demiurgos que están forjando esta nueva sociedad, con sus juicios, sus envidias y sus millones. Más mito. 

Dientes largos: “Trash Humpers”

Ya hace mucho que un tráiler no me produce una necesidad urgente  de ver la película que promociona. Lo ha conseguido el muy enfermo Harmony Korine con la preview de su nuevo (y fascinante) engendro cinematográfico, “Trash Humpers”. Vean:

Top30 (XXI): Cosecha Cinematográfica del 99

Tercera vez que hago trampa con el Top 30. En las reglas de esta  mi trayectoria biosubcultural en formato lista indiqué que cada puesto estaría ocupado por una sola obra. Cuando barajé las opciones para la entrega 21, que sería una peli, me di cuenta que muchas de las candidatas fueron estrenadas en el 99. Pues ya está, rompo la norma y las meto juntitas bajo el epígrafe que ven arriba.

Lo cierto es que 1999 fue un excelente año para la cultura pop. Sería que se acercaba el cambio de milenio, y tanto creadores como industria forzaron un poco sus límites para ofrecer productos acorde con los apasionantes nuevos tiempos que llegaban. Por supuesto, al final la revolución se quedó en nada, y de hecho los primeros dosmiles fueron bastante mediocres… Bueno no me enrollo y vamos al grano:  

Matrix
Muchos reniegan ahora de esta peli, pero lo cierto es que en su día TODOS la vimos y TODOS flipamos. Que nadie se lleve a engaños, la obra maestra de los Wachowski fue realmente revolucionaria en muchísimos aspectos: Trasladó con éxito los mejores recursos del anime a la imagen real, marcó un antes y un después en el uso de los ordenadores para el desarrollo de  efectos visuales, introdujo elementos hard sci-fi en un contexto de cine comercial y aún así fue un exitazo, combinó a Platón y Descartes con hostias  y robots sin que el conjunto chirriara lo más mínimo, reivindicó sus influencias geek elevándolas al mainstream (¿eso fue bueno o malo?)… y no sigo porque no acabo.

The Matrix

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La de Cronenberg tuvo la mala suerte de ser comparada con “Matrix” por compartir ambas el tema de las realidades virtuales, aunque realmente muy poco tuvieran que ver la una con la otra. Para mí, como fan del director canadiense, la película supuso dos hitos: poder ver por primera vez una película suya en pantalla grande, y la vuelta (en plena forma) a sus orígenes más fantastic tras la batería de (excelentísimas) adaptaciones de material ajeno que lo mantuvieron ocupado los tres lustros anteriores. Una revisión del imaginario y obsesiones de sus inicios como director con el valor añadido de la experiencia acumulada. Pena que desde aquellas no se volviera a atrever con otro guión basado en una historia de creación propia. Aún no doy la cosa por perdida.   

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El Club de la Lucha
Cuando salí del cine tras verla, pensé dos cosas. 1: “El Club de la Lucha” se convertirá en “La Naranja Mecánica” de nuestra generación. 2: Muy bien lo va a tener que hacer David Fincher en el futuro para que esta no sea la película por la que será recordado por los siglos de los siglos.  Creo que acerté en ambos casos, y que nadie me diga “pues a mí me gustó más Zodiac” porque no  me lo trago.  El catálogo Ikea transformado en recurso narrativo, un antisistema que no renuncia a vestir cool (bueno, eso ya pasaba en Invisibles), gaytosterona a raudales, la Fox produciendo un film de presupuesto millonario lleno de “ideas peligrosas”: No lo duden, la etiqueta “post-todo” nació con esta película. Aunque últimamente lo tengo abandonado por repetitivo, desde aquellas Palahniuk se convirtió en un fijo de mis consumos literarios.

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Eyes Wide Shut
Otra primera (y lamentablemente, también última) vez en pantalla grande  para uno de mis ídolos cinematográficos, nadie menos que Stanley Kubrick. Una película discutible en ciertos aspectos y brillantísima en muchos otros. Lo mejor de todo, el carácter de ensoñación que consiguió imprimir el director neoyorkino a lo largo de todo el metraje. Un broche de oro para la carrera de un creador genial.

Eyes Wide Shut

Cómo ser John Malkovich
Ésta se estrenó en España en 2000, pero  a finales del 99 en los States, así que la meto también en el pack. ¿Que quieren que les diga sobre ella? Supuso la entrada con honores de Spike Jonze y Charlie Kaufman en el 9º Arte, y demostró que los realizadores de videoclips podían pasarse al largo con una amplitud de miras más allá de Michael Bay y otros popes del montaje frenético y el movimiento de cámara desquiciado. Tirando del hilo, descubrí a otras grandes figuras del videoclip, como Chris Cunnigham, Michel Gondry, Mark Romanek… Por cierto, sobre el subterráneo debate Jonze/Gondry, mi veredicto es que Gondry gana en formato corto y Jonze en largo. Además este último fue capaz de mantener el tipo sin Kaufman al guión.

BeingJohnMalkovich

Anteriormente en Top30:
Intro (qué es Top30)
Ulises 31
Los 4 Fantásticos
Secret Wars
Transformers
Batman y los Outsiders
Batmanía
Dragon Ball
Darkseed
Parque Jurásico
John Byrne’s Next Men
Trilogía Nikopol
La fOntana y la sOnda
12 Monos
Pulp Fiction
Wipeout
Brut Comix
La Casta de los Metabarones
Ænima
Carretera Perdida
The Invisibles

Zigeunerweisen

Japón, años 20. Un gramófono reproduce una grabación de “Zigeunerweisen” de Sarasate (adjunta al fondo del post). Se escucha un murmullo ininteligible, y uno de los oyentes le pregunta al otro si podría repetir lo que acaba de decirle. El otro hombre responde que no ha sido él, sino que aquello salió del altavoz. Le explica que son palabras pronunciadas por el propio Sarase  mientras tocaba el violín en la sesión de grabación  del disco, pero están tan difuminadas entre el resto del sonido que no es posible entenderlas.

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Así empieza  “Zigeunerweisen”, la película de Seijun Suzuki. Con una anécdota cotidiana de tremendas connotaciones fantasmales. Una escena que define a la perfección lo que vamos a presenciar en las más de dos horas de metraje restantes. Se trata de una historia que cubre varios años de encuentros y desencuentros de dos colegas traductores de alemán en el Japón de entreguerras. Uno tradicional, arraigado al hogar y la familia, el otro un vividor nato capaz de desaparecer por meses de su casa y dejar desequilibrada a toda mujer con la que vive una aventura y luego abandona. Una relación de amistad cada vez más turbia debido al deseo que siente cada uno de los hombres por la esposa del otro. 

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Así contada, la película tiene pinta de melodrama de toda la vida, pero desde el prisma de Suzuki, la cosa coge forma de alucinado cuento de fantasmas. Una de las extravagancias estilísticas del director es mandar el raccord a tomar por saco: dentro de una misma secuencia, el cambio de plano lleva implícitas desconcertantes sorpresas como cambios súbitos de escenario o iluminación, incoherencias de continuidad en el desplazamiento de los personajes o modificaciones instantáneas de la posición relativa entre los mismos. En otras producciones más pop de Suzuki, estas cosas provocan efectos desquiciantemente cómicos. En este caso, sin embargo acrecientan la sensación de que todo es producto de una macabra ensoñación protagonizada por almas en pena, aludiendo muchas veces a aquello que Freud llamó “lo siniestro”: doppelgangers, seres vivos que parecen objetos inanimados, objetos (como el gramófono) que parecen cobrar vida propia…

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Cambiando de tercio, otro elemento que hace único al film es su alto grado de perversidad fetichista. Nunca he visto una película en la que se enseñe tan poca carne y sin embargo resulte tan “guarra”: lametones de globo ocular (al estilo Maruo), obsesión por los huesos (“Hacemos un trato, el que muera primero debe donar sus huesos al otro”),  preferencia por la carne “en decadencia” (“Cuando un fruto está a punto de pudrirse, sabe tan dulce como la miel”)…  más leña al fuego de lo bizarro.

Zigeunerweisen

En resumen, un film hipnótico y terrorífico que sin embargo no puede adscribirse al género de terror. Estrenado en 1980, es la primera parte de una trilogía continuada en 1981 y 1991. Voy de cabeza a por lo que queda.

Banda sonora del post: Pablo de Sarasate – “Zigeunerweisen