Oldboy

Top30 (XXVII): Visitor Q

Visitor Q

Tres años después, el proyecto Top30 va llegando a su fin. Es lógico que acercándome ya a la “era blog” en este repaso de mis primeros 30 años como consumidor (sub)cultural aparezcan obras ya referenciadas en entradas anteriores. Es lo que ocurre con “Visitor Q”, y a su correspondiente post les remito. Solo me queda contextualizar un poco la peli respecto a mi evolución cinéfila.

Oldboy

Alrededor del 2004 las conexiones a Internet ya estaban suficientemente evolucionadas como para permitir bajar películas sin problemas. Lo mismo ocurría con el mundillo de los subtítulos “amateur”, organizado en foros y “teams” en casi cualquier esquina del globo de habla hispana. Estos factores dieron acceso popular a todo un universo cinematográfico que hasta el momento nos había sido negado por los medios de distribución “oficiales”. Ese cine asiático del que los entendidos hablaban maravillas estaba al alcance de nuestra mano, y lo consumimos con fruición. Había de todo, pero en el sector, llamémosle, “que fuerte neng!!” tres realizadores eran los favoritos del público:  Kim Ki-Duk con cosas como “La Isla” o “Samaria”, Park Chan-wook  y su mitificadísima “Oldboy”, y como no, el incombustible Takashi Miike, capaz de lo mejor y lo peor con su frenético ritmo de producción de alrededor de 5 películas al año por aquel entonces. Es curioso ver como los dos primeros han perdido fuelle con el paso del tiempo mientras que Miike sigue a lo suyo, fiel a su radical estilo  y cada vez mejor considerado tanto a nivel crítico como comercial: No falta película suya en todo festival puntero, y ya encadena varios taquillazos en Japón.

Takashi Miike

“Visitor Q” fue el primer o segundo “miike” que consumí, y desde entonces no me he  apeado del carro.  Lo que no esperaba en absoluto es que dicho film se convirtiese para mí en la puerta de entrada al universo “Dogma”. La de Miike, sin respetar algunos de los mandamientos del manifiesto, es prácticamente una película Dogma. Hasta el momento no le había hecho mucho caso al jueguecito de Von Trier y Vinterberg , pero “´Visitor Q” me permitió ver las posibilidades de esa forma de hacer cine. En cualquier caso esta actitud pseudo-Dogma de Miike a la hora de realizar el film ejemplifica otra de las grandes virtudes del cineasta: La adaptación a su idiosincrasia  de todo tipo de hallazgos de vanguardia ignorados o vagamente explotados más allá de sus impulsores iniciales.

Anteriormente en Top30:
Intro (qué es Top30)
Ulises 31
Los 4 Fantásticos
Secret Wars
Transformers
Batman y los Outsiders
Batmanía
Dragon Ball
Darkseed
Parque Jurásico
John Byrne’s Next Men
Trilogía Nikopol
La fOntana y la sOnda
12 Monos
Pulp Fiction
Wipeout
Brut Comix
La Casta de los Metabarones
Ænima
Carretera Perdida
The Invisibles
Cosecha Cinematográfica del 99
La Caída
Los Soprano
La Pianista
South Park
X-Force/X-Statix

Palme D’or(opel)

Se celebra estos días el Festival de Cine de Cannes, el más importante del mundo en lo que a impacto mediático, negocios y glamour se refiere, pero ¿Y de cine … qué?

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En un mundo en el que los costes de producción de un film se han reducido enormemente respecto a la década pasada y los trabajos de postproduccíón se han simplificado muchísimo con la única ayuda de un simple (pero ahora potente) PC, da la impresión de que el festival no ha conseguido adaptarse a los tiempos que corren. Tiempos en los que, no solo están surgiendo multitud de nuevos e interesantes realizadores, sino que también nuevas cinematografías en países hasta ahora sin tradición fílmica.

Mientras estas nuevas propuestas tratan de introducirse como pueden en las secciones paralelas, en la sección oficial acogen incondicionalmente a una élite de realizadores, muchos de ellos ya en sus horas bajas, meten alguna que otra superproducción americana en plan promocional, y si queda sitio, dejan pasar a algun nuevo valor, siempre y cuando hubiera participado en otros festivales, quizás menos famosos pero más arriesgados. Cada dos por tres el concepto de «deuda» arruina el palmarés: Cierto cineasta pasa años de excelencia cinematográfica pero de sequía en lo que a premios se refiere. Entonces llega un punto en el que los cabecillas del evento se dan cuenta de que hay que galardonar a fulanito, pues dejarlo sin reconocimiento con su historial queda muy feo. Así fulanito se lleva la Palma de Oro por la película que estrena ese año, que seguramente no sea de lo mejor que ha hecho, y además deja sin premio a fulanito II, que si entrega una obra maestra. Pero el damnificado que no se preocupe, dentro de x años, cuando esté acabado, le premiarán por su última tontería, y así ad infinitum….Sirva como ejemplo «El Viento que Agita la Cebada» de un ya cansino Ken Loach, que se alzó con el máximo galardon el año pasado.

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Otro tema bastante chungo es el de la autocomplacencia. Entre los films a competición abunda el cine de denuncia. Pero, hay una subcategoría de este cine que suele brillar en los premios, me refiero a estas peliculas en plan «miren en que mierda de país vivo, no como Francia, que es genial». Resulta vergonzoso que «Fahrenheit 9/11» llevase la Palma de Oro el año en el que competían «Oldboy», «Tropical Malady», o «La Niña Santa». Ver para creer. «Elephant» es una película brillante, pero jamás llevaría premio si no estuviese inspirada en la matanza de Columbine. Este año tenemos otro caso para dar la nota: «Persépolis», la autobiografía animada de la iraní afincada en Francia Marjane Satrapi, en la que cuenta su infancia y juventud en su represivo pais natal. El film se desarrolla mayoritariamente en Irán con fotografía en blanco y negro, pero al final, cuando la protagonista llega a Francia la pantalla se llena de color. Solo por eso sus posibilidades de llevarse algo crecen considerablemente.

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Ya nos han contado mil y una veces que los nazis fueron muy malos, que en EEUU son muy fachas, y que en muchos paises musulmanes viven todavía hoy en un régimen medieval, pero por ahí hay escondidas ciertas películas que hablan de enfermedades endémicas de este nuestro mundo burgués bienpensante como son la envidia, la ambición,la hipocresía y la vanidad, que generan insatisfacción y amargura en el mundo acomodado a la vez que explotan al resto del planeta. Pero claro, es más cómodo oir a Michael Moore pedir perdón por ser americano que mirarte a los pies y reflexionar que las zapatillas de deporte que llevas fueron cosidas por esclavos infantiles en paises que, con el dinero que te has gastado en tu flamante televisor de pantalla plana podrían comer familias enteras durante meses. Michael Haneke, David Cronenberg o Pedro Costa pertenecen al grupo de mimados del festival, pero mientras no adapten su discurso a la mentalidad burgesa, se tendrán que conformar con premios de consolación.

En pocas horas conoceremos a los ganadores de este año, se dice que Wong Kar Wai la ha pifiado bien, y que Kusturika se ha asentado definitivamente en el reino de la mediocridad, pero no duden que les acogerán con los brazos abiertos la próxima vez.