Dejemos las cosas claras desde el principio: No considero a “Lost” como una de las mejores series de la historia, de hecho no entraría ni en mi top 20 personal. Esto es así fundamentalmente por dos razones: es tramposa y es emo. Tramposa porque su estructura narrativa atendía a un único objetivo: dejar al espectador con unas ganas locas de ver el siguiente episodio. Emo porque sus personajes se movían en un universo psicológico de segunda, basado fundamentalmente en (cristianísimos) procesos de culpa-redención y en lloreras por el muerto de turno. Estas dos nefastas cualidades se hicieron más evidentes que nunca en el final de la serie, azucarado a niveles de coma diabético y sin respuesta a los misterios-cebo que los guionistas diseminaran a lo largo de las 6 temporadas.“Lost” no fue la mejor serie del mundo. Pero fue mucho más que una serie, y por eso corona con honores el proyecto Top30. Ante todo, “Lost” fue un fenómeno sociocultural que revolucionó la esfera seriéfila en todas sus vertientes.
A nivel de producción estrechó distancias con el cine, arrancando con un episodio piloto de presupuesto record y manteniendo como pudo la apariencia cinematográfica en las siguientes entregas. Ese golpe sobre la mesa contra el cartón-piedra sentó precedente en la televisión en abierto (los canales de pago siempre fueron palabras mayores), y cada nueva serie que pretendía “cortar la pana” en la temporada de turno subía un poco el listón, hasta el paradójico punto de que a la propia “Lost” se le acusó de cutre en su última temporada.
Los míticos y caros primeros minutos de “Lost”
En lo que respecta al casting, rompió barreras étnicas y estéticas con un plantel de actores fuera del modelo caucásico-apolineo-plastificado imperante. La medida imprimió (mucho) carácter a la serie y también fue trasvasada con éxito a otras producciones posteriores. El aspecto físico, la edad y la raza fuera del canon fueron desde “Lost” menos impedimento para que un personaje alcance un alto grado de popularidad. Ahí tenemos a Hugo Reyes, Hiro Nakamura o Walter Bishop.
Igualmente revolucionaria resultó la estructura argumental y narrativa de la serie dentro del contexto comercial en el que fue emitida: mezcla de géneros, flashbacks, flashforwards y sobre todo la absoluta supresión del procedimentalismo imperante por aquel entonces para todo producto televisivo relacionado con la ciencia ficción y la fantasía. Porque recordemos que hasta la mitiquísima “Expediente X” era procedimental en el 80% de sus capítulos. “Lost” fue pensada para el seguidor hardcore, no para el advenedizo que pudiese enganchar en un capítulo cualquiera y empezar a seguirla desde ese punto. O la ves (vives) desde el principio o nada.
Pero si hay que escoger el “un antes y un después” más importante que estableció “Lost” tenemos que mirar hacia los que la consumimos. Alrededor de la serie se formó un fenómeno fan overground y transnacional, con adeptos que dejamos de esperar por su emisión en los canales de TV de nuestros respectivos países pasándonos al religioso ritual de la descarga vía P2P del capítulo de la semana, disponible a los pocos minutos de finalizar de su emisión en EEUU (los subtítulos tardaban unas horitas de nada). Nunca antes se hizo así, y nunca después dejó de hacerse, porque seamos realistas, desde “Lost” las series se ven fundamentalmente “por internet”. Resultaba fascinante eso de discutir (y escuchar discutir) en aulas, bares y colas de supermercado sobre la escotilla, los números, DHARMA, Los Otros, el humo negro, Jacob, la estatua de cuatro dedos y tantas otras cosas siendo conscientes de que lo hacíamos a la vez que nuestros homólogos en todas las esquinas de la Tierra, y meses antes de que nada de eso se hubiese visto en las (fracasadas) emisiones nacionales de la serie. Y lo mejor de todo es que por primera vez existía un producto cultural sobre el que los frikis y los no frikis podían compartir intensas conversaciones, porque la transversalidad del target de “Lost” fue también lo nunca visto.
Pero ¿Qué cualidades de esta serie provocaron semejante movimiento tecno-social subterraneo? Pues nada menos que su carácter tramposo y emo. Todos caímos en las trampas, pero que nos quiten lo bailao, nos lo pasamos de puta madre fantaseando sobre lo que estaba por venir y agonizando por el siguiente capítulo, que por supuesto debíamos inyectárnoslo en vena tan pronto estuviese disponible, o sea recurriendo al P2P. En cuanto a lo emo, sirvió de contrapunto a las partes fantastique más hardcore de la serie, suavizando el conjunto y haciéndolo accesible a un espectro mucho más amplio de público.
“Lost”, la serie, no está a la altura de “Los Soprano”, ni de “Mad Men”, ni de“Breaking Bad”, ni de tantas otras . Pero como experiencia integral de consumo de ficción, nada estuvo (y difícilmente estará) a la altura de “Lost”.
Pd: Este post está dedicado a la gente de Lostzilla, sin la cual la “Experiencia Lost” no hubiera sido lo mismo.
Anteriormente en Top30:
Intro (qué es Top30)
Ulises 31
Los 4 Fantásticos
Secret Wars
Transformers
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Batmanía
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Darkseed
Parque Jurásico
John Byrne’s Next Men
Trilogía Nikopol
La fOntana y la sOnda
12 Monos
Pulp Fiction
Wipeout
Brut Comix
La Casta de los Metabarones
Ænima
Carretera Perdida
The Invisibles
Cosecha Cinematográfica del 99
La Caída
Los Soprano
La Pianista
South Park
X-Force/X-Statix
Visitor Q
The Wayward Cloud
EP C / B EP
Lost, Lost, Losssssssssst…., ay, que decir de esta serie que no hayas dicho tú. Pués nada, lo suscribo palabra por palabra.
Un día debería hacerse un recuento de los cadaveres de series creadas para suplantar a Perdidos: Prison Break, Heroes, The Event…..
Como el material «de pago» no hay ninguno.
Me voy a ver el Season Finale de Boardwalk Empire, que ayer tocó Homeland (que intriga hasta el lunes que viene!!!).
Hasta otra.
P.D.
¿Te vas acurrar otra sección «nostálgica?, es que esta se va a echar de menos.
Hola
pienso que es mi primer comentario intramural 🙂 Qué menos que con Perdidos…
creo que das en el clavo para explicar las bondades de Lost. Esa serie genialmala como ella sola, un artificio de pies a cabeza diseñado, antes que como narración, como fuegos de artificio… pero de 1ª. Sí, solo son unas varas cargadas de pólvora y confeti, y sabemos que es así, qeu no es nada… pero cómo nos tuvo hipnotizados, mirando embobados…